Interviews mit dem Autor

 

Heidi Titze

 

E = spanisch / en castellano

D = deutsch /en alemán

 

 

(1) E

Titel: „Entrevista con... Horacio Castellanos Moya”

Autor: Escritores.org

Datum: 2004

Quelle: externer link http://www.escritores.org/entrevista1005.htm

Stichwörter zum Inhalt:

Insensatez; Schriftstellerdasein; Inspiration; „autor auditivo“; objektive Sicht auf El Salvador vom Exil aus; Geschichte El Salvadors in El Asco; „generación del desencanto“; Baile con serpientes; El arma en el hombre; Verlag, Schreiben als Journalist

 

(2) E

Titel: „Ya no padezco nostagia“

Autor: Geovanny Ábrego

Datum: 22.01.2003

Quelle: externer link http://archive.laprensa.com.sv/20030122/cultura/cul1.asp

Stichwörter zum Inhalt:

Donde no estén ustedes; Exil und Rückkehr nach El Salvador; Schreibstil; Typologie seiner Leser; El asco (Hauptfigur); Journalismus; “mis libros son como mis hijos”

 

(3) E

Titel: „Horacio Castellanos Moya baila con serpientes“

Autor: ? (DPA)

Datum: 25.03.2002

Quelle: externer link http://archive.laprensa.com.sv/20020325/revista_eco/eco6.asp

Stichwörter zum Inhalt:

Baile con serpientes

 

(4) E

Titel: “Robocop es un mercenario contrainsurgente”

Autor: ?

Datum: 09.03.2001

Quelle: externer link http://www.puntog.com.mx/2001/20010309/ENA090301.htm

Stichwörter zum Inhalt:

El arma en el hombre (Geschichte innerhalb des Romans, Schwierigkeiten der Thematik, Erzählperspektive); Journalismus

 

(5) E

Titel: „Baile con serpientes refleja la ansiedad de nuestras sociedades“

Autor: Arturo Jimenez

Datum: 20.03.2002

Quelle: externer link http://www.jornada.unam.mx/2002/03/20/06an2cul.php?origen=cultura.html

Stichwörter zum Inhalt:

Baile con serpientes (kreative Arbeit des Schreibens, Schreibstil)

 

(6) E

Titel: „Más allá de la peripecia detectivesca”

Autor: El Informador

Datum: 23.03.2002

Quelle: externer link http://www.informador.com.mx/lastest/2002/Marzo/23mar2002/23ar04b.htm

(externer link http://www.sololiteratura.com/hor/hormasalla.htm)

Stichwörter zum Inhalt:

Baile con serpientes (Bedeutung für den Autor selbst, Verarbeitung der Geschichte)

 

(7) E

Titel: „La letra de sangre entra“

Autor: Pablo Tasso

Datum: 03.06.2001

Quelle: externer link http://www.pagina12.com.ar/2001/suple/Libros/01-06/01-06-03/nota3.htm

Stichwörter zum Inhalt:

El asco; El arma en el hombre; sociedad salvadoreña

 

(8) E

Titel: „Entrevista con Horacio Castellanos Moya“

Autor: Daniel Eb Huezo / „El Faro“

Datum: 26.11.2001

Quelle: externer link http://www.sololiteratura.com/hor/horentrevistacon.htm

Stichwörter zum Inhalt:

autor de éxito?“; “mis libros son como mis hijos”; Journalismus; Entwicklung salvadorianischer Literatur; Rückkehr in die ‘Heimat’

 

(9) E

Titel: „La mutación de la lengua se produce en América Latina”

Autor: Nicole d’Amonville Alegría

Datum: Dezember 2001

Quelle: (Revista Lateral N° 84) externer link http://www.sololiteratura.com/hor/horlamutacion.htm

Stichwörter zum Inhalt:

Beginn als Schriftsteller; Exil in Kanada; Eltern; Krieg als Thema seiner ersten 6 Bücher (violencia); “efervescencia cultural“; Journalismus; El asco; Einflüsse anderer Schriftsteller (klass. Philosofie, El asno de oro, Cien años de soledad); „el lector ideal“; En arma en el hombre - Robocop; “guerra lingüistica entre Latinoamerica y España; literatura latinoamericana contemporanea

 

(10) E

Titel: „La violencia…es parte de la salvadoreñidad”

Autor: Rafael Menjívar Ochoa

Datum: 16.06.2002

Quelle: externer link http://www.elsalvador.com/vertice/2002/06/16/entrevista.html

Stichwörter zum Inhalt:

El asco (verdad vs. contrucción literaria, provocación, exilio/distancia, editorial/publicación); “generación cínica”

 

(11) E

Titel: Horacio Castellanos Moya „Todos somos criminales“

Autor: Enzia Verduchi

Datum: Oktober 2002

Quelle: externer link http://www.sololiteratura.com/hor/horentrtodossomos.htm

(externer link http://www.literateworld.com/spanish/2002/escritormes/oct/w01/box1.html)

Stichwörter zum Inhalt:

Monolog als stilistisches Mittel im Roman, La diabla en el espejo (Laura Rivera); El arma en el hombre (Robocop); El asco (Thomas Bernhard / Kanada); “critico a la izquierda salvadoreña”; Identität; Poesie; Baile con serpientes; “personajes femeninos”

 

(12) E

Titel: Horacio Castellanos Moya „Parado en el abismo“

Autor: Álvaro Mutis

Datum: 01.07.2005

Quelle: El Mercurio (Chile), Revista de Libros, Pag. 010 (siehe Anhang)

Stichwörter zum Inhalt:

CIA; Roque Dalton; seine ‚Feinde’; Rezeption aus politischer Sicht; Patriotismus; „violencia como recurso literario“

 

(13) D

Titel: Horacio Castellanos Moya “Ich fühle mich wie ein exilierter Autor...”

Autor: Claudia Buess / François Meienberg

Datum: Juli - September 2003

Quelle: LiteraturNachrichten, Nr.78; externer link http://www.litprom.de/sites/castellanos_moya.htm

Stichwörter zum Inhalt:

Gewalt als literarisches Thema; Robocop (El arma en el hombre); Gewalt als lit. Thema; Reaktion auf seine Romane in El Salvador; Exil; El asco; literarische Tradition Lateinamerikas; Journalismus


(14) D

Titel: “Überlebenskraft ist ein ‘Guanako-Gen’”

Autor: Alexandra Ortiz Wallner

Datum: Frühjahr 2006

Quelle: LiteraturNachrichten, Nr. 88 (siehe Anhang)

Stichwörter zum Inhalt:

Identität (als Autor); Exilliteratur als Konzept; literarische Tradition; Roque Dalton; Aragons Abgang (Figurenkonzeption); Überlebensfähigkeit als Thema; visueller vs. auditiver Erzähler (Schreibstil); urbaner Raum; Erinnerung/memoria; Nostalgie


(15) E

Titel: „Castellanos Moya trata con ironía las huellas de la barbarie”

Autor: Andrea Aguilar

Datum: 02.11.2005

Quelle: EL PAIS (LA CULTURA, pag. 41) (siehe Anhang)

Stichwörter zum Inhalt:

Insensatez;

 

(16) E

Titel: „El autor no es buen cr´tico de su obra”

Autor: Rosemarié Mixco

Datum: 10.06.2004

Quelle: externer link http://www.elsalvador.com/noticias/2004/06/10/escenarios/esc7.asp

Stichwörter zum Inhalt:

 

 

 

(12)

HORACIO CASTELLANOS MOYA

PARADO EN EL ABISMO

 


Acusado de ser agente de la CIA y amenazado de muerte por su rabiosa e irónica novela El asco, el escritor salvadoreño trata de no perder la calma y de seguir escribiendo sobre el infierno centroamericano, marcado por las dictaduras, guerras civiles y, ahora, el narcotráfico.

 


ÁLVARO MATUS

Aunque ha vivido en Canadá, México, Guatemala, España y Suiza, su mente nunca ha salido de El Salvador, del horroroso El Salvador, como dice Horacio Castellanos Moya (1957) parafraseando a Enrique Lihn. Incluso ahora, que se encuentra viviendo en Alemania gracias a una beca de la Feria Internacional del Libro de Frankfurt, el narrador se sorprende haciendo el chequeo y contra chequeo, esa operación casi inconsciente que realizan los que han vivido durante años en medio de la violencia. Fijarse en quién camina detrás suyo más de una cuadra, quién es el tipo que está frente al edificio o quiénes se sientan en la mesa de al lado en el restaurante son para Castellanos Moya verdaderos tics mentales, tics que en sus ratos más negros suelen derivar en delirio paranoico. El mismo que asalta a los protagonistas de Donde no estén ustedes, El asco o Insensatez, por nombrar tres novelas nerviosas y violentas que guardan más de una relación con esos volcanes en permanente actividad que abundan en El Salvador: nunca se sabe cuándo harán erupción, pero hay que estar preparados.

En Donde no estén ustedes (Tusquets), su última novela llegada a Chile, la erupción se produce en la página 129, cuando Castellanos Moya cambia el tono y hasta de protagonista. Mejor dicho: el personaje principal, un ex embajador salvadoreño en Nicaragua implicado en oscuras conspiraciones y aislado políticamente después de la firma de los acuerdos de paz, muere en la capital mexicana, a donde llegó para rehacer su vida. ¿Víctima de esa cirrosis que avanzaba con cada trago de vodka? ¿Suicidio? ¿Asesinado por ladrones de poca monta? ¿Ajuste de cuentas de la izquierda o de la derecha (el embajador era democratacristiano)? Esas son las interrogantes que se plantea José Pindonga, un pícaro periodista que de tanto leer novelas de Chandler y reportear conspiraciones se convenció que su futuro era ser investigador privado. Como es característico de la obra de Castellanos Moya, la prosa es envolvente y repetitiva, llena de digresiones que refuerzan el carácter coloquial. A medida que avanza la trama van ingresando las mujeres, los tragos, los ex revolucionarios, los empresarios corruptos, los militares y, claro, todo esto teñido por una atmósfera de traición y peligro que termina gatillando las fantasías persecutorias de los protagonistas. La clave, sugiere Castellanos Moya en esta entrega, es tomarse la vida como venga. Y huir; que más que un país, El Salvador parece una cueva de criminales.

La primera huída

En 1978, tres años antes de que se desatara una guerra civil que duró 10 años y que terminaría con miles de muertos y desaparecidos, Castellanos Moya leía a Pessoa, Ungaretti y Pavese. En ningún caso a Benedetti ni a nadie que pregonara lo que se conocía como literatura de emergencia o literatura militante. Junto a dos amigos editaba una revista de poesía que alcanzó a sacar nueve números, hasta que la espiral de violencia que comenzó ese invierno de 1978 los llevó a tomar rumbos diferentes. Me fui a estudiar historia en la Universidad de Toronto. Mis amigos habían entrado a la guerrilla y yo no tenía ni el convencimiento ni el valor para ello. La situación era invivible. Mi familia dio gracias de que me fuera, recuerda el escritor.

Como es natural, Castellanos Moya recibía cartas entusiastas de sus amigos revolucionarios. No tardó en regresar y en darse cuenta que el país se había vuelto aún más violento: andar con una Uzi en la mochila no era raro y todos hablaban de organizar al movimiento obrero. Castellanos Moya no encajaba y poco tiempo después partió nuevamente, esta vez a México.

Si bien realizó algunos trabajos como periodista pro-guerrilla (la resistencia había organizado una agencia de prensa en el D.F.), el estalinismo tropical, como él define la atmósfera de aquellos años, era insoportable. Comenzó a dar sus primeros pasos en el periodismo mexicano y, cuando el tiempo alcanzaba, a escribir relatos que recopiló en los volúmenes ¿Qué signo es usted, niña Berta? y Perfil de prófugo. Sin embargo, el reconocimiento vendría en 1988, cuando la Universidad Centroamericana - de su país- premia su novela La diáspora, un texto desencantado en el que abordaba los mitos de la revolución salvadoreña y el esquizofrénico mundo de los exiliados. Como con toda novela-volcán, la erupción no sólo salpicó a la izquierda, sino al propio autor, quien fue acusado de ser agente de la CIA.

- ¿Cómo te tomaste esa acusación?

- Un escritor no debe explicar ni justificar su obra. Las acusaciones siempre fueron espurias y yo vivía en México, donde hubieran pagado caro intentar algo contra mí. Pero en El Salvador, donde el poeta Roque Dalton fue asesinado por sus propios camaradas guerrilleros bajo la acusación de ser agente de la CIA, ese tipo de señalamientos hay que tomárselos en serio.

- Tú escribiste un cuento sobre Dalton, de quien se dice que su obra está sobrevalorada.

- La parte menos valiosa de su obra ha sido ocupada por la izquierda para hacer propaganda, pero Dalton, como poeta, es más grande que eso. Es el escritor más importante de El Salvador. Lástima que fuera un cruzado comunista y que lo mataran tan joven.

Desde el comienzo la carrera de Castellanos Moya como novelista ha estado marcada por la polémica, al punto de que fue amenazado de muerte después de escribir El asco (Casiopea). El relato tiene apenas 60 páginas y se sitúa en la mejor tradición de Céline, Bernhard - a quien el texto rinde homenaje- y el colombiano Fernando Vallejo, por nombrar a tres artistas de la desmesura. Moya, periodista que volvió al país después de terminada la guerra, transcribe el largo monólogo al que se tradujo su encuentro con Vega, un ex compañero de colegio que regresa después de 18 años de exilio voluntario en Montreal por la muerte de su madre. El texto es un ataque furioso contra el rock, los zancudos, la televisión, la familia, los micreros, los políticos, la educación y todo lo que uno se pueda imaginar. Hasta a la izquierda chilena le pega su palo por difundir la detestable y llorona música folclórica latinoamericana puesta de moda en Montreal por los exiliados chilenos.

Para Roberto Bolaño esta novela era, además de un gran ejercicio de estilo, para morirse de la risa. Lamentablemente en El Salvador muy pocas personas han leído a Bernhard y aún muchas menos mantienen vivo el sentido del humor. Con la patria no se juega. Esa es la divisa y no sólo en El Salvador, también en Chile y en Cuba, en Perú y en México, e incluso en Austria y más de otro país o región europea. Si Castellanos Moya fuera bosnio o kosovar y hubiera escrito y publicado este libro allí, seguramente no hubiera tenido tiempo de tomar el avión. Aquí reside una de las muchas virtudes de este libro: se hace insoportable para los nacionalistas, escribió el chileno.

- ¿Quiénes te amenazaron de muerte?

- Quién hizo las amenazas, no puedo precisarlo, porque se escudaron en el anonimato. Pero sí puedo mencionar a algunos que se molestaron mucho: los dueños del monopolio cervecero de El Salvador, porque en la novela se destruye a la cerveza que han convertido en un símbolo de su supuesta identidad nacional; los personeros del partido de gobierno, porque les recuerdo que su fundador, Roberto D'Aubuisson, ordenó el asesinato de monseñor Óscar Arnulfo Romero; y los personeros de la guerrilla, porque les recuerdo que uno de sus comandantes mandó a ejecutar a medio millar de campesinos militantes por sus sospechas paranoico-estalinistas.

- ¿Sientes que sólo se te ha leído con un criterio político?

- En Centroamérica se me ha leído con un criterio fundamentalmente político, pero creo que hay otro lector, el literario, que es el que de verdad me importa. Yo escribo ficciones que muchas veces tienen un paisaje político de fondo, pero me gusta ser leído como un escritor de ficciones.

- Consideras que, como Bernhard, has hecho una obra contra tu país?

- Citando a Balthazar de Lawrence Durrell, Roque Dalton recordaba que es deber de todo patriota odiar creativamente a su país. Pero a mí el patriotismo me repugna. Y yo no peleo contra países. Cuento historias de ficción basadas en realidades dolorosas.

El furioso retornado es también un paranoico que roza lo cómico, como cuando cree que con sólo mirar a alguien en el bar lo pueden matar o que por perder su pasaporte deberá quedar confinado a vivir en San Salvador. Este rasgo ha sido explotado por el autor en Insensatez (Tusquets), de próxima llegada a nuestro país. Es la historia de un periodista que después de unos meses de cesantía acepta ser corrector de estilo del informe de la tortura en otro país centroamericano que, por las referencias mayas, se infiere que es Guatemala. Los cinco mil dólares de paga son el principal aliciente del protagonista, quien cada vez que puede se recluye en un bar y busca a las sicólogas o antropólogas extranjeras que trabajan en el arzobispado. Pero entre coqueteo y brindis, el protagonista lee. Son más de 400 casos de violencia extrema, como el de un indio mudo que torturaron hasta la muerte por no delatar a los campesinos de su aldea. O el de una chica de 16 años a la que violaron hasta dejarla inconsciente.

La paranoia comienza a planear sobre esta novela que mezcla la comedia de enredos con la picaresca centroamericana - el personaje se parece al Pedro Juan de la Trilogía sucia de La Habana- , hasta el nivel de que, pasadas las 60 páginas, ya no se sabe qué es verdad y qué forma parte del delirio del lector del informe. Como cuando se entera de quién es el novio de la española con la que acaba de acostarse: No le irás a contar lo nuestro, murmuré, con cautela, que ya mi susto era demasiado al saber que la chica que empezaba a dormitar a mi lado era el coño propiedad de un milico, caramba, que yo estaba a punto de deslizarme en el tobogán del terror y buscaba a tientas una mínima agarradera para sostenerme, pero Fátima apenas se volteó, con las palmas de las manos juntas como almohada bajo su mejilla, y me dijo que claro que se lo diría, ése era el pacto que habían hecho, contarse siempre la verdad, tenerse toda la confianza y ella odiaba sobre todo la simulación y la mentira. No quise voltearla a ver, ni argumentar a favor del silencio, sino que imaginé que aquello era una broma, su forma de burlarse de mí, aunque su tono no dejara lugar a dudas, más temprano que tarde le revelaría al milico nuestra relación y éste reaccionaría como cualquier hombre al que le ponen cuernos, con la misma rabia y ceguera, peor aún dada la circunstancia de que se trataba de un milico acostumbrado a resolver sus problemas por la vía expedita de las armas, y como no le pegara un tiro a ella, me lo pegaría a mí, lo más probable, o a ambos, me dije sumido en una creciente vorágine de paranoia.

- Después de leer tus libros es fácil imaginarse que en cualquier bar te pueden pegar un balazo. ¿Es así, o utilizas la violencia como un recurso literario?

- El Salvador, y también otros países centroamericanos, son así: la vida puede valer una mala mirada. El ejercicio de la violencia extrema es cultura acumulada. Mejor saber donde uno se mete, estar alerta, nunca dar la espalda y encomendarse.

- Has dicho que la cultura de la violencia no se modificó, sino que se recicló.

- Hombre, se sigue matando con la misma intensidad, sólo que ahora por motivos delincuenciales y no políticos. Las estadísticas no mienten: hay tantos muertos al día por causas violentas como durante la guerra. Algo no funcionó. Pensaron que se trataba nada más de crear
una institucionalidad democrática, cuando diez años de carnicería ya habían perturbado a todo mundo.

A Castellanos Moya le gusta pensar que la literatura es destino o no es nada. Ahora, en la esplendorosa Frankfurt, escribe una nueva ficción que, seguro, lo llevará mentalmente a su patria, a ese abismo en el que se para con valentía y una buena cuota de sarcasmo, los dos elementos que le permiten continuar el adictivo balanceo. Horror y humor. Humor y horror.

 

 

(14)

EL PAIS, Miércoles 2 de noviemre de 2005, pág. 41 (La Cultura)

Castellanos Moya trata cin ironía las huellas de la barbarie

Insensatez’ aborda el genocidio de los indígenas en Latinoamérica

 

ANDREA AGUILAR, Madrid

A los 10 años de leer unos informes sobre las masacres de indígenas a manos del Ejército en Guatemala, Horacio Castellanos Moya todavía sentía “algo podrido dentro”. En su neuva novela Insensatez (Tusquets), el escritor y periodista centroamericano conjura la muerte y la barbarie a través del sarcasmo y de la risa. “No escribo para cambiar nada, este es un libro para reírse del horror”, asegura.

 

Sobre el efecto pernicioso de la violencia, sobre la manera en que uno queda contamindado para siempre por ella aunque sea a través de la lectura de testimonios, habla con mordacidadel escritor Horacio Castellanos Moya (1957, Tegucigalpa) en su nueva novela. Salvadoreño nacido en Honduras, el autor de Insensatez (Tusquets) ha padecido la guerra civily el exilio y llega a Madrid procendente de Francfort, donde disfruta del programa Ciudades refugio

Un corrector de estilo protagoniza esta nueva historia del autor de Donde no estén ustedes. El “insensato” acepta el encargo de revisar un informe sobre el genocidio padecido por los indígenas en un país latinoamericano. Una cooperante española, un soldado uruguayo y hasta un simpatizante etarra se cruzan en la entraña vida que el lector, instalado en el arzobispado de la ciudad, emprende con este encargo y que le conducirá al delirio. El Ejército y la Iglesia - “presentes en todas las guerras civiles de Latinoamérica” - aparecen también en la novela y fue en parte por ello por lo que el autor decidió que el protagonista debía ser ateo. “Esta historia puede suceder en cualquier lado, está planteada así porque no quiere hacer una denuncia expresa. La novela está montada a partir de un caso paradigmático”, explica.

Castellanos Moya califica de “mal endémico” la violencia que asoma por las páginas de su libro, trastorna a su protagonista y todavía hoy asuela su país. “A partir de los setenta la violencia se impuso y se quedó. La sociedad sigue siendo tan violenta como durante la guerra civil. Pasadas dos o tres generaciones, es algo muy dificil de revertir. El placer de matar se puede convertir en hábito”.

Dice no confiar en el poder redentor de la litaratura - “sólo se trata de una expresión de voluntad o de fuerza” - y se muestra escéptico sobre su posible función como terapia colectiva. “No creo que haya redención para cierto tipo de cosas. El humor es lo que siempre es subversivo, pero yo no escribo para cambiar nada. Nos reímos de la muerte porque es tan común que es la única manera de conjurarla”.

Más que de cinismo, Horacio Castellanos Moya trata en Insensatez de las manías persecutorias, que pueden degenerar en comedia, a las que conduce la barbarie. “La violencia se reproduce a partir de procesos emocionales muy rápidos. En el libro no hay un solo hecho violento, pero el protagonista lee sobre eso y a partir de la lectura entra en la dinámicade la paranoia”.

Como el indígena cachiquel que dice no estar “completo de la mente”, en uno de los testimonios que lee el protagonista de Insensatez, el escritor argumenta que esto mismo se puede aplicar a los países que sufren esa constante violencia. “Después de la barbarie, un pueblo no está completo de la mente, ni tampoco emocionalmente. Los procesos de sanación o compostura después de esta violencia del pueblo contra sí mismo son muy complejos”. El caso de Alemania - país en el que reside temporalmente - y de cómo se ha enfrentado a su pasado genocida, le lleva a pensar en las circunstancias que lo pusieron en marcha. “El proceso de examen es producto de una derrota. En Salvador nadie ganó la guerra y todavía hoy las instituciones que participaron en esos conflictos no han reflexionado. Los ejércitos no han expresado ni la más mínima disculpa o aceptación de lo que hicieron”.

Tan próxima al hombre está la literatura como el mal, “que se desplaza de continente todo lo más”, asegura Castellanos Moya. Advierte contra las falsas seguridades: “Yo no me confiaría. El ser humano necesita muy poquito para enloquecer colectivamente”.

 

 

 

(15)

Horacio Castellanos Moya

[El Salvador]

 

Überlebenskraft ist ein „Guanako-Gen“

Horacio Castellanos Moya (*1957 in Tecigualpa/Honduras und aufgewachsen in San Salvador/En Salvador) verließ 1979 zum ersten Mal und verbrachte die Kriegsjahre außerhalb seiner Heimat. Geprägt durch den Bürgerkrieg in El Salvador in den 80er Jahren, engagierte sich Castellanos Moya seit Anfang des Konflikts in Zusammenarbeit mit dem „Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional“ (FMLN), der linksgerichteten Guerilla, und betreute einige Jahre ihre Pressearbeit. Als Konsequenz aus der Erfahrung der Erbarmungslosigkeit der leitenden Eliten des FMLN und einer zunehmenden Enttäuschung distanzierte er sich von der Bewegung. Als Journalist arbeitete er für verschiedene Zeitungen Lateinamerikas. Diverse Exile führten ihn von El Salvador aus nach Costa Rica, Kanada, Mexiko, Spanien, Guatemala und Deutschland. Seitdem befinden sich dieser zentralamerikanische Autor und sein Schreiben in Bewegung, seine heimatlose und ironische Literatur skizziert die Realitäten El Salvadors und Lateinamerikas. Für die Kultur- und Literaturkritik in Lateinamerika zählt Horacio Castellanos Moya heute zu den bedeutendsten Autoren der jüngeren Zeit und zu den Pionieren bei der Neugestaltung des zeitgenössischen Romans aus Zentral- und Lateinamerika. Drei Romane sind im Rotpunktverlag (Zürich) erschienen: Die Spiegelbeichte (La diabla en el espejo, 2000) und Der Waffengänger (El arma en el hombre, 2001), beide übersetzt von Jan Weiz (2003), und 2005 Aragóns Abgang (Donde no estén ustedes, 2003), übersetzt von Stefanie Gerhold. Seit August 2004 lebt Castellanos Moya im Rahmen des Programms „Städte der Zuflucht“ in Frankfurt am Main, mit Unterstützung der Frankfurter Buchmesse und der Stadt Frankfurt am Main. In Berlin sprach Alexandra Ortiz Wallner mit dem salvadorianischen Autor.

 

Alexandra Ortiz Wallner:

Ein Gespräch über die zeitgenössische lateinamerikanische Literatur führt unvermeidlich zu mehreren Themen, aber zwei scheinen eine besonders starke Präsenz zu haben: die Identität und das Exil. Wie kann eine Identität geschaffen werden, wenn man immer in Bewegung ist? Gibt es einen Ort, einen Raum, wo sie ein Zuhause finden könnte? Schreiben Sie „Exilliteratur“? Gehören Sie zu einer bestimmten literarischen Tradition? Welche Autoren lesen sie selbst?

 

Horacio Castellanos Moya:

Ein Autor von Fiktionen will ein Werk konstruieren, keine Identität schaffen; vielleicht findet diese Ausdruck im Werk, mit seinen Schätzen und Unzulänglichkeiten, mit seinen Entwicklungen und Stagnationen.

Meine Identität als Autor lebt in meinem Werk, alles andere ist nicht so bedeutsam.

Ich sehe mich gern als Heimatloser und gerade deswegen finde ich, dass ich keine „Exilliteratur“ schreibe. Es ist gut, Definitionen zu misstrauen, und noch viel mehr denen, die die Menschen von sich selbst machen. Wenn diese so genannte Exilliteratur sich auf literarische Werke von Autoren bezieht, die nicht in Ihren Heimatländern wohnen, würden zu dieser Literatur auch solche Werke gehören wie Ovids Tristia, Dantes Göttliche Komödie, Joyces Ulysses. Zwei der wichtigsten zentralamerikanischen Autoren, Rubén Darío und Miguel Ángel Asturias, haben ihre besten Werke in Buenos Aires und Paris geschrieben, also könnte man auch hier sagen, das sei „Exilliteratur“. Das Konzept der Exilliteratur finde ich vage, ein Allgemeinplatz, der mir nichts sagt, denn zu viele Schriftsteller aller Sprachen und aller Zeiten haben ihr Werk außerhalb ihres Herkunftslandes geschrieben, sei es, weil sie dazu gezwungen wurden (wie Ovid oder Dante), sei es, weil sie es vorziehen, in einem anderen Land zu leben (wie Darío, Joyce, Beckett, Cortázar und viele andere).

Zur literarischen Tradition kann ich sagen, dass meine autodidaktische Bildung mir eine Annäherung an verschiedene Quellen ermöglicht hat. Ich sehe mich nicht als ein Schriftsteller, der einer bestimmten Tradition angehört, sondern als Vertreter einer Sprache, der spanischen Sprache.

Natürlich kann ich mich nicht von meinem lokalen Ursprung lossagen. Man könnte sogar einen teil meines Werkes als Gespräch mit Roque Dalton betrachten, dem einzigen salvadorianischen Autor, der in mir eine Reaktion hervorruft. Von ihm habe ich den Humor oder Schabernack direkt geerbt, und ich hoffe auch eine gewisse Rebellion, die sich manchmal in meinen Texten ausdrückt.

 

Arangóns Abgang ist Ihr sechster Roman. Wie auch in Ihren anderen Romanen trifft der Leser Figuren aus früheren Werken wieder, kehrt an Orte zurück, die er schon besucht hat, und ergänzt bereits bekannte Geschichten. Diese Leseerfahrung gleicht dem Zusammensetzen eines Mosaiks, das die neuere Geschichte einer Gesellschaft, einer Region und eines Kontinents darstellt.

Ich muss gestehen, ich schreibe ziemlich nach Gefühl, meine Erzählwelt gestalte ich, indem ich mich vorantaste, ohne diese Idee eines Mosaiks, wie Sie es beschreiben, im Kopf zu haben. Ich selbst entdecke erst nach und nach Schicksal und Begegnungen dieser Figuren. Zum Beispiel kann ich sagen, dass ich vollkommen erstaunt war, als ich bemerkte, wen Alberto Aragón voller Angst in der Kneipe erkennt, nämlich Calamandraca und seine Bande, die ihn später bis zum U-Bahn-Eingang verfolgen und ihm helfen, als er in Ohnmacht fällt. Ich habe keine Ahnung, wie sie da hingelangt sind, genauso wenig weiß ich, weshalb sie zum ersten Mal in der Kurzgeschichte „Hipertenso“ auftreten. Es sind solche verborgenen Verbindungen, die mich faszinieren.

Ich muss gestehen, dass ich, als ich den ersten Teil von Aragóns Abgang zu Ende geschrieben hatte, nicht wusste, ob es einen zweiten teil geben würde, und noch viel weniger, wie dieser aussehen würde. Auf einmal tauchte der Detektiv Pepe Pindonga auf, in der typischen Haltung des durstigen Trinkers, der seinen Platz am Tisch fordert. Das ist eine Figur, die in dem Buch Con la congoja de la pasada tormenta vorkommt, er taucht auch - aber nur kurz - in der Spiegelbeichte auf, und plötzlich hielt Pepe Pindonga einfach in meinem Kopf unaufhörlich Reden. So ist es geschehen und mir blieb nicht anderes übrig, als seine Geschichte zu erzählen.

 

Der spanische Kritiker Javier Goñi hat in der Kulturbeilage Babelia der Zeitung El País über Aragóns Abgang geschrieben: „Es gibt Bücher, die unterhalten, andere, die dem Leser angenehme Gefühle vermitteln, und andere, die beunruhigen. Zu der letztgenannten Art von Büchern gehört dieses überraschende und erschütternde Werk“.

Dem könnte man hinzufügen, dass beide Teile des Romans con einem Überlebensgefühl geprägt sind. Einerseits Alberto Aragón Agonie auf seiner Reise nach Mexiko, eine Reise, bei der sich seine Person verzerrt, alles, was er war und was er repräsentierte. Auf der anderen Seite Pepe Pindongas Reise, der die letzten Schritte Aragóns begleiten wird. Ist es Überlebenswille, die sich selbst leugnet?

Ich habe einen guatemaltekischen Freund, der, immer wenn er von der Überlebensfähigkeit eines Menschen spricht, die als „Guanako Gen“ bezeichnet, also als „salvadorianisches Gen“ [1]. Die Überlebensfähigkeit ist vielleicht eine der Fähigkeiten der nationalen Wesensart. Ohne diese Fähigkeit hätte sich der revolutionäre Bürgerkrieg nicht so entwickelt, und ohne diese Fähigkeit hätte es auch nicht die massive Auswanderung in die USA gegeben, beide unter extrem widrigen Bedingungen.

Ich weiß nicht, ob sich diese Überlebensfähigkeit selbt leugnet, wie Sie meinen, ob sie parallel zu einer selbstzertörerischen Kraft läuft. Es würde mich nicht wundern. Ich kann aber schon sagen, dass sich diese Überlebensfähigkeit in einigen meiner Figuren wiederspiegelt, besonders in der Hauptfigur von Der Waffengänger, Robocop, der diese Überlebensfähigkeit bis zu nietzscheanischen Schwellen treibt, und nicht aus theoretischen Erwägungen, and die diese Figur nicht denkt, sondern wegen der Fähigkeit voranzukommen und sich über alles hinwegzusetzen.

 

Man kann Ihre Erzählungen als Simultanität con Kräften sehen, als Koexistenz. Ihre Werke haben ein rasches Tempo und sind gleichzeitig gelassen, sie sind transparent wie auch attraktiv düster - und zwar nicht, weil sie über Verbrechen, Elend, Gewalt, Verlassensein, Verrat berichten, sondern aufgrund der Dinge, die der Vorstellungskraft des Lesers überlassen werden, denn sie öffnen einen Raum, der das Reflektieren auch über einen einzelnen Satz erlaubt.

Ich betrachte Ihren Kommentar als Lob. Aber ich denke, dass im Menschen diese simultanen Kräfte zusammentreffen, diese Widersprüche, dieses Kommen und Gehen polarisierter Strömungen. Ein Mensch kann sehr unkompliziert und einfach aussehen, aber in seinem Inneren wird man eine vielgestaltige Skala von Gedanken und Gefühlen finden, vielleicht sind ihm diese sogar unbekannt, und leben nur scheinbar friedlich zusammen, obwohl sie oftmals Feinde sind und ständig versuchen einander zu vernichten.

 

Die Konstruktion und Verwendung der Umgangssprache ist in Ihren Erzählungen sehr stark präsent. Warum?

Ich denke es gibt zwei Typen von Schriftstellern: die visuellen und die auditiven. Ich glaube zu der zweiten Gruppe zu gehören, wo der Ton, der Rhythmus und die Intensität der erzählenden Stimme , die Struktur und die Erzählgeschwindigkeit am wichtigsten sind, diese stehen vor der Fähigkeit zur Beschreibung von Räumen und Charakteren. Ich setze mich nur dann ans Schreiben, wenn ich die erzählende Stimme gehört und verinnerlicht habe, sei es in der ersten oder in der dritten Person. Und diese erzählende Stimme ist am Anfang gerade mal eine Intuition, dann wird sie zu einem anschwellenden Murmeln, das schließlich aufbraust, und erst jetzt bekommt sie einen präzisen Ton und Rhythmus. Wenn diese Prosa einmal in Gang kommt, müssen Aktion und Abenteuer aus ihrem Rücken reiten.

 

Die Präsenz des urbanen Raums ist grundlegend für die Begleitung der Personen auf ihrem Weg. Ich denke an den Ex-Botschafter Alberto Aragón, Protagonist von Aragóns Abgang und seine Reise nach Mexiko.

Es ist nicht außergewöhnlich, dass ein lateinamerikanischer Autor, der in den letzten Jahrzehnten des 20. Jahrhunderts schreibt, einen urbanen Erzählraum schafft. Ich habe als Erwachsener 13 Jahre in Mexiko City gelebt, der bevölkerungsreichsten Stadt des Planeten. Das beeinflusst natürlich mein Werk. La diáspora, mein erster Roman, spielt zum größten Teil in dieser Stadt. Genauso gehören die Hauptschauplätze in Aragóns Abgang zu zentralen Zonen von Mexiko City, dieser Raum verführt mich und ist mir gleichzeitig zuwider.

 

In Aragóns Abgang sagt Henry Highmont: „Die Erinnerung ist eine unerbittliche Tyrannin“. Welche Rolle spielt Erinnerung in Aragóns Abgang? Ist Erinnerung ein wiederkehrendes Merkmal Ihrer Literatur?

Roque Dalton hat in Taberna einen unvergesslichen Satz geschrieben: „Allein das Vergessen ist Quelle der Perfektion“. Und selbstverständlich, Literatur ist ein Spiegel, der tiefe Einblicke in die Unvollkommenheit des Menschen erlaubt, daher ist die Erinnerung der Boden, auf dem ich meine Fiktion erbaue. Sowohl Henry Highmont als auch Alberto Aragón und Pepe Pindonga sind verfolgte Figuren, am ehesten von ihrer eigenen Erinnerung verletzt, und vor allem von der Erinnerung an die Niederlage, an den Verrat, an das Verlassensein. Es gibt keinen Ausweg, nur den Tod. Vielleicht ist es das, was Henry meint, als er diesen Satz ausspricht.

 

Besteht in diesen Figuren Raum für Nostalgie?

Nostalgie braucht eine gewisse Ruhe. Meine Figuren sind aber ziemlich unruhig. Und Nostalgie drückt sich mehr als Entschädigung für die Niederlage aus, so bei Alberto Aragón, der sich an seine Vergangenheit erinnert, weil die Gegenwart ihn zerreißt, und weil er keine Zukunft hat. Nostalgie ist in seinem Fall das Vorzimmer des Todes. Selbst Pepe Pindonga, der - im Gegensatz zu Aragón - Zukunft und ein Leben vor sich hat, möchte um jeden Preis seiner Vergangenheit entfliehen, weil diese das Verlassenwerden durch Rita Mena bedeutet, er will nicht daran denken, und deswegen flüchtet er in die Drogenabhängigkeit und versucht verzweifelt, sich an Henry Highmonts Tochter zu klammern. Nostalgie würde für ich Schmerz bedeuten, und es gibt nichts, was der Mensch mehr meiden will als den Schmerz.

 

[1] Anmerkung: „guanaco“ (in El Salvador) gleichbedeutend für „salvadoreño“

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Horacio Castellanos Moya, fotografiert von Moramay Herrera Kuri (Mexiko)