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HiN III, 5 (2002)
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Oliver Lubrich
„Egipcios por doquier“.
Alejandro de Humboldt y su visión ‘orientalista’ de América
7. Metonimia
El orientalismo de Humboldt es todo menos coherente, no sólo desde el punto de vista autorreferencial o de la política de los conceptos, sino también en su procedimiento retórico. Las distintas relaciones que se establecen entre América y el Oriente tienen un status muy diferente. Además de las referencias estéticas, científicas, económico-coloniales y filosóficas se encuentran otras de índole completamente distinta.
En el marco de su ilustrada teoría de la cultura, Humboldt recurre al motivo de una translatio imperii, un progresivo desplazamiento del centro de poder de la „civilización“ en sentido occidental que establece una relación geopolítica entre las culturas y los continentes: „Sa marche progressive de l’est à l’ouest, de l’Asie en Europe…“ [III.59] („Su marcha progresiva del Este al Oeste, del Asia a Europa…“ [V.r.e.-V.85]).
A diferencia de Cristóbal Colón, Humboldt sí encontró una ruta por mar a las Indias, „un commerce direct avec l'Inde“ („un comercio directo con la India…“ [V.r.e.-V.230]), una ruta al Oriente desplazándose hacia el Oeste, es decir, a través de su ya aludido proyecto de un canal „à travers l'Amérique centrale“ [III.144] („a través de la América Central“ [V.r.e.-V.230]). Esta idea de construir una vía de comunicación entre los océanos Atlántico y Pacífico, lo que más tarde sería realizado con la construcción del Canal de Panamá, une a Europa y a América con el Oriente no sólo en un sentido literal. También de manera indirecta, Humboldt crea a este fin varias referencias orientales: Con las miras puestas en la posibilidad de realizar un proyecto de canal de tal envergadura, Humboldt se refiere a un proyecto egipcio de la época de los Ptolomeos o de los Kalifas, para lo cual ofrece como fuente la ya citada obra Description de l'Égypte [III.140]. El Canal de Suez, que sirvió de modelo a su propio diseño de canal, estaba en el mismo contexto de expansión imperial que la mencionada publicación. Es en este pasaje donde Napoleón hace su aparición en el texto humboldtiano: „[le] canal de Suez, projeté […] à l’époque de l’expédition de Bonaparte en Égypte“ [III.139] („[el] canal de Suez, proyectado […] en la época de la expedición de Bonaparte a Egipto“ [V.r.e.-V.223]). Humboldt compara además sus propios planos con los de otros grandes proyectos constructivos: „depuis l’époque inconnue de la construction des pyramides de Gizeh“ [III.130] („desde la época ignota de la construcción de las pirámides de Gizeh“ [V.r.e.-V.209]), y se pregunta si será posible superar su dimensión. Alejandro de Humboldt concibe un proyecto para América que no tiene a menos compararse con las pirámides. La pirámide constituye aquí una referencia, pero evidentemente no es usada como medida absoluta [III.130].
También en el detalle puede comprobarse la transferencia concreta de elementos individuales del Oriente hacia América. A través de las Islas Canarias se introdujeron camellos en el continente americano [II.91]. La caña de azúcar, según recapitula Humboldt en un análisis sobre el itinerario geográfico de esta planta, arribó de la India y China a la región del Mediterráneo, a Chipre, Rodas, Italia y España, pasando antes por Persia y Arabia, y luego de España llegó a las Islas Canarias a través de Sicilia y Madera, hasta arribar finalmente a las Antillas [II.90]. Algunos camellos („les chameaux, objets de la prédilection des Maures“ [II.92]; „los camellos, objeto de la predilección de los moros“ [V.r.e.-III.134]) fueron en efecto empleados para transportar la caña de azúcar [II.92], por lo que se trataba de un artículo de importación del Oriente destinado a transportar otro artículo de igual procedencia. En vista de que los pocos ejemplares existentes en América se extinguieron rápidamente („leur race fut bientôt éteinte.“ [II.92]; „muy pronto se extinguió su prole.“ [V.r.e.-III.134]), los españoles, en sustitución de los camellos, emplearon a los oprimidos indios como „bestias de carga“ [II.92]. A partir de tales observaciones, Humboldt desarrolla todo un programa logístico, económico y al mismo tiempo humanitario y político. Para ello demanda la introducción masiva de camellos en América: „l’introduction des chameaux devroit être tentée en grand, et par le gouvernement même.“ [II.93] („debería intentarse la introducción en grande de los camellos, y esto por el gobierno mismo“ [V.r.e.-III.135]) ya que „les chameaux seroient de la plus haute importance pour faciliter le commerce intérieur.“ [II.92] („[l]os camellos serían de la mayor importancia para facilitar el comercio interior“ [V.r.e-I II.134]), „…surtout les hedjines, vaisseaux du désert“ [II.93]; („…sobre todo los hedyines, ‘navíos del desierto’“ [V.r.e.-III.135]). En la temporada de seca, ya se sabe, las llanuras americanas se asemejan mucho a los desiertos de África („ressemblent aux déserts de l’Afrique“ [II.92]).[1]
Lo cierto es que pueden verificarse muy pocas de esas asociaciones directas entre el Oriente y América que aludan concretamente a acontecimientos de la época. Si bien muchos europeos y africanos llegaban a América como colonos o esclavos, respectivamente, no había allí en realidad verdaderos orientales. Sin embargo, desde el punto de vista histórico, Humboldt se refiere a un vínculo de suma importancia: el del origen de los indios americanos, provenientes del territorio asiático, y sus desplazamientos migratorios prehistóricos: „l’origine asiatique des peuples du Nouveau-Monde“ [I.487], („el origen asiático de los pueblos del Nuevo Mundo“), „en supposant (ce qui est géographiquement possible) une migration d’Asiatiques…“ („suponiendo que haya existido una migración de asiáticos, lo cual es geográficamente posible…“) [III.158].
A través de estos vínculos factográficos y especulativos, América y el Oriente entran en una relación que no es ya únicamente imaginaria u „orientalista“ (en un sentido literal), sino también en una relación histórica directa. A partir de entonces resulta imposible determinar si los americanos adoptan rasgos orientales porque Humboldt se los atribuye en un plano retórico o porque existe un vínculo real entre ellos. Las relaciones metafóricas y metonímicas se superponen. Entran en competencia un orientalismo imaginario y un realismo histórico.
[1] También en su Essai politique sur le royaume de la Nouvelle-Espagne (París 1808-1811, 2 t.) Humboldt propone en serio introducir camellos como „navires de terre“, t. 1, p. 251.
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