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HiN                                                      III, 5 (2002)

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Oliver Lubrich

„Egipcios por doquier“.
Alejandro de Humboldt y su visión ‘orientalista’ de América

 

4. Filología

Alejandro de Humboldt no carece de conocimientos previos cuando se refiere al Oriente en América. En la relación de viaje se pone de manifiesto en especial su familiaridad con los idiomas orientales. En sus estudios lingüísticos y antropológicos de idiomas indígenas, Humboldt compara su relación recíproca con la de las lenguas indoeuropeas. Humboldt constata que los idiomas de los indios están tan relacionados unos con otros como lo están el alemán, el griego, el persa y el sánscrito [I.462]. A partir de la variedad superficial („varieté des idiomes“ [II.278]; „variedad de idiomas“ [V.r.e.-III.378]) y/o de determinadas coincidencias aisladas, no es posible determinar ni en uno ni otro caso si existe una absoluta diferencia o una influencia histórica directa: „Des ressemblances isolées de sons prouvent tout aussi peu pour la communication des peuples, que la dissemblance de quelques racines prouve contre l’affiliation incontestable de l’allemand, du persan et du grec.“ [II.368] („Semejanzas aisladas de sonidos en lo tocante a comunicaciones de los pueblos prueban tan poca cosa cuanto prueba la desemejanza de algunas raíces contra la filiación incontestable del alemán, el persa y el griego“ [V.r.e.-IV.108]). A pesar de su estructura común, las lenguas indígenas son mucho más diferenciadas: „moins rapprochées les unes des autres que ne le sont le grec, l’allemand et le persan.“ [II.279] („están emparentadas las unas con las otras menos de lo que están el griego, el alemán y el persa“ [V.r.e.-III.379]). Pero por otra parte pueden observarse „ces mêmes analogies de racines et de formes grammaticales, qu’on observe entre le sanskrit, le persan, le grec et l’allemand“ [II.669-670] („esas mismas analogías de raíces y formas gramaticales que se observan entre el sánscrito, el persa, el griego y el alemán“); „il existe entre l’aruaque et le caribe les mêmes rapports qu’il y a entre le grec et le persan, l’allemand et le sanscrit.“ [III.14] („entre el idioma aruaco y el caribe existen los mismos parentescos que hay entre el griego y el persa, el alemán y el sánscrito“). En cada caso existe una filiación común.

 

En estos rudimentos para una teoría diferenciada de las lenguas indígenas, Alejandro de Humboldt impugna la tesis de la „degeneración“ de América, opinión que defendían autores como Guillaume-Thomas Raynal,[1] Cornélius de Pauw,[2] Georges-Louis Leclerc Buffon[3] y Georg Wilhelm Friedrich Hegel[4] en la llamada „Disputa del Nuevo Mundo“.[5] Los aborígenes disponen de sistemas lingüísticos comparablemente complejos y diferenciados, cuya especificidad „nosotros“, los europeos, aún no hemos comprendido lo suficiente.[6]

 

Además de los estudios lingüísticos comparativos de carácter general, Humboldt hace también algunas reflexiones sobre conceptos específicos. De un espejismo que observa por ejemplo en los Llanos venezolanos, recuerda su denominación en sánscrito clásico: „Ce phénomène […] a fait donner au mirage, en sanscrit, le nom expressif du désir (de la soif) de l’Antilope.“ [II.165] („Este fenómeno […] ha hecho dar al espejismo, en sánscrito, el nombre expresivo del deseo (sed) del antílope.“ [V.r.e.-III.230]). Del mismo modo, Humboldt integra en sus descripciones de viaje otros idiomas no indoeuropeos como el árabe. Como parte de una extensa disertación sobre la anguila eléctrica o gimnoto („Gymnotes“) [II.173-190], habla de las similitudes de los vocablos árabes para designar el trueno („rahd“) y los peces eléctricos („rahadd“):

 

„Un peuple vif et ingénieux, les Arabes, avoient-ils deviné, depuis une haute antiquité, que la même force qui, dans les orages, enflamme la voûte du ciel, est l’arme vivante et invisible des habitans des eaux? On assure que le poisson électrique du Nil porte en Égypte un nom qui signifie le tonnerre.“ [II.190]

(„¿Habían adivinado los árabes, pueblo vivo e ingenioso, desde una gran antigüedad, que la misma fuerza que en las tempestades inflama la bóveda del cielo es el arma viviente e invisible de los habitantes de las aguas? Asegúrase que el pez eléctrico del Nilo tiene en Egipto un nombre que significa trueno.“ [V.r.e.-III.263])

 

A finales del siglo XVIII y principios del XIX los orientalistas europeos se ocupaban intensamente de los idiomas orientales. Este auge de las filologías orientales, en cuyo contexto debemos ver los estudios lingüísticos de Alejandro de Humboldt, es criticado por Edward Said como un elemento del discurso orientalista, para lo cual el autor de origen palestino desarrolla en cada caso una precisa tesis que tiene en cuenta el estudio de las lenguas clásicas y las lenguas vivas: según Said, como el sánscrito ya no era una lengua viva, podía emplearse como fuente „inofensiva“ de las lenguas europeas.[7] Los estudios de las lenguas orientales vivas como el árabe, el persa y el turco servían de manera pragmática como instrumento de la campaña napoleónica, mientras que desde el punto de vista discursivo asumían la función de aprehender hegemónicamente el Oriente como dimensión textual, definiéndolo como un significante fijo e inequívoco desde el punto de vista semántico.[8]

 

Alejandro de Humboldt se halla situado en el ámbito de este discurso. Él forma parte de la red orientalista de su época. Mantenía correspondencia con Ernest Renan, quien para Said representa la fusión del „orientalismo“ y la „filología“.[9] Silvestre de Sacy, el primer profesor de árabe y, posteriormente, director de la École publique des langues orientales,[10] fue su maestro de idiomas.[11] Humboldt asimiló el canon orientalista de su época y lo integró en su relación de viaje sobre América. Un ejemplo de ese canon es la obra en veintitrés tomos titulada Description de l'Égypte (1809-1828) [II.236, III.140], surgida igualmente en el contexto de la expedición napoleónica y que puede ser interpretada como un intento ejemplar de apropiación total de un país oriental (Egipto) por parte de una nación imperial europea (Francia).[12] Humboldt también se refiere en otro momento al „Institut d'Égypte“ [II.656]. El orientalismo institucional de la era napoleónica, que Humboldt había pasado por alto tan decorosamente al principio de su relación de viaje, juega después un papel no poco importante.[13] Desde el punto de vista de los Estudios Culturales, y también en un sentido lingüístico e intertextual, Alejandro de Humboldt se sitúa en América como un experto en temas del Oriente. Entra en escena como un orientalista profesional.

 


[1] Guillaume-Thomas Raynal, Histoire philosophique et politique des établissements et du commerce des européens dans les deux Indes, 10 t., Ginebra 1781.

 

[2] Cornélius de Pauw, Recherches philosophiques sur les Américains ou Mémoires intéressants pour servir à l'histoire de l'espece humaine, London 1771; [del mismo autor], Défense des recherches philosophiques sur les Américains, Berlín 1772.

 

[3] Georges-Louis Leclerc Buffon, Histoire naturelle générale et particulière, 44 t., París 1749-1804.

 

[4] Georg Wilhelm Friedrich Hegel, Vorlesungen über die Philosophie der Geschichte, en: Werke, 20 t., Francfort del Meno 1990, t. 12, pp. 107-116.

 

[5] Véase Antonello Gerbi, La Disputa del Nuovo Mundo. Storia di una Polemica: 1750-1900, ed. de Sandro Gerbi, Milán/Nápoles 1983; véase también: Ottmar Ette, Alexander von Humboldt und das unvollendete Projekt einer anderen Moderne, Weilerswist 2002, pp. 40-41 y 97-98.

 

[6] Sobre la contextualización de la lengua y el entorno, véase también los trabajos filológicos de Guillermo de Humboldt, particularmente el prólogo a la obra sobre la lengua de los kawi (Über die Kawi-Sprache auf der Insel Java, nebst einer Einleitung über die Verschiedenheit des menschlichen Sprachbaues und ihren Einfluß auf die geistige Entwicklung des Menschengeschlechts, ed. póstuma 1836)

 .

[7] Said, pp. 78-79 – Por otra parte, el criterio de que el sánscrito antecedió al hebreo y que los inicios de la „civilización“ se localizaban al este de los países bíblicos, significó un reto para la imagen cristiana de la historia [Said, pp. 136-137].

 

[8] Said, pp. 83, 123ff.

 

[9] En la obra de Said, el nombre de Alejandro de Humboldt aparece solamente una vez, como alguien a quien Ernest Renan envió alguna correspondencia de contenido filológico: Ibíd., p. 134. (La correspondiente nota al pie en la página 361 alude solamente a la edición de la correspondencia de Renan.)

 

[10] Said, p. 83.

 

[11] Véase, Werner Sundermann, „Alexander von Humboldt und das Persische“, en: Frank Holl, entre otros [ed.], Alexander von Humboldt -- Netzwerke des Wissens [Catálogo de la exposición], Berlín 1999, p. 181.

 

[12] Said, p. 84f.

 

[13] Sobre la familiaridad de Humboldt con textos científicos sobre el Oriente, véase el inventario de su biblioteca: Henry Stevens, The Humboldt Library, Leipzig 1963 (= edición facsimilar de la primera: Londres 1863). 

 

 

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