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HiN                                                      III, 5 (2002)

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Oliver Lubrich

„Egipcios por doquier“.
Alejandro de Humboldt y su visión ‘orientalista’ de América

 

3. Economía colonial

Las referencias de motivación científica en la obra de Humboldt, al igual que aquéllas que a primera vista no pasaban de tener un carácter ornamental y meramente literario, tampoco están exentas de resonancias coloniales y de implicaciones ideológicas. Mediante la estilización orientalizante América pasa a ser un espacio que es enfrentado a Europa no sólo en su dimensión exótica y cultural como un „otro“ comparable con el Oriente, sino un espacio que desde el punto de vista económico ha de cumplir una función como la que hasta entonces ha sido atribuida al Oriente.

 

La longitud de las vías de transporte entre los Andes y la región del Orinoco, por ejemplo, es comparada por Humboldt con las del comercio entre Europa y el Oriente („une distance qui égale celle de Tombouctou à Marseille.“ [II.540]; „una distancia que iguala a la que hay de Timbuctú a Marsella“ [V.r.e.-IV.340]); las cosechas de las colonias españolas („celles des vallées d’Aragua et de l’intérieur de l’île de Cuba“ [II.56]; „las de los valles de Aragua y del interior de la isla de Cuba“ [V.r.e.-III.82]) son comparadas con las de las regiones del Magreb („Les belles récoltes de l’Égypte et du royaume d’Alger“; „Las excelentes cosechas del Egipto y del reino de Argel“ [V.r.e.-III.82]) y el volumen de la economía cafetalera cubana es también comparado con el del comercio árabe-persa („On croit que toute Arabie…“ [III.424]; „Se cree que toda la Arabia… [E.p.150).

 

América, en su condición de suministrador de materias primas, se halla en competencia con el Oriente. En Europa se consumen más especias de la India – cuya adquisición fue por cierto una de las razones que motivaron la expedición de Colón –, que productos comparables de las Américas:

„Ces écorces et ces fruits aromatiques, la cannelle, la noix de muscade, le Myrthus pimenta et le Laurus pucheri seroient devenus des objets importans de commerce, si l’Europe, lors de la découverte du Nouveau-Monde, n’avoit pas déjà été accoutumée aux épiceries et aux aromes de l’Inde.“ [II.383]

(„Estas cortezas y frutos aromáticos, la canela, la nuez moscada, el Myrtus pimenta y el Laurus pucheri, se habrían convertido en importantes objetos de comercio, si en la época del descubrimiento del Nuevo Mundo no se hubiera ya acostumbrado la Europa a las especias y aromas de la India.“ [V.r.e.-IV.129])

 

El boceto realizado por el propio Humboldt para un proyecto de canal que atravesaría el Istmo de Panamá, a fin de crear las bases infraestructurales para intensificar el intercambio comercial en América, se inspiró evidentemente en los proyectos del Canal de Suez, concebidos a raíz de la campaña de Napoleón en Egipto, mencionada por Humboldt en el tercer tomo de su relación de viaje [III.139].

 

Reveladora es también la comparación de los motivos orientales con referencias al África no islámica.[1] Porque la región situada más allá del Sahara sirve en toda regla como marco referencial para comparaciones de mero carácter naturalista – sin aquellas connotaciones culturales –, que Humboldt, de forma muy característica en él, establece continuamente entre todos los lugares y fenómenos del universo, en el sentido, por ejemplo, de las estadísticas climatológicas a lo largo de determinadas latitudes: „sur le continent opposé, dans l’Afrique équinoxiale…“ [II.316] („en el opuesto continente, el África equinoccial…“ [V.r.e.-IV.43]). En realidad, el África no oriental aparece en la relación de viaje como una reserva de comparaciones, como una región geográfica acultural. El Oriente, por el contrario, es una noción cultural transpolada a América como un espacio imaginario desde el punto de vista específicamente cultural.[2] Las nociones culturales, en particular las del mundo árabe e hindú, así como sus correspondientes analogías económicas, „orientan“ literalmente el discurso de Humboldt sobre América. Mientras que el África „negra“ no parece ocupar lugar alguno en la topografía simbólica humboldtiana, al Oriente, por el contrario, se le atribuye una esencial significación ideológica: el de prototipo de espacio económico colonial.

 


[1] Acerca de la historia y fenomenología de los imaginarios europeos sobre África, véase: V. Y. Mudimbe, The Invention of Africa. Gnosis, Philosophy, and the Order of Knowledge, Bloomington 1988; [del mismo autor], The Idea of Africa, Bloomington 1994. – En relación con África, Humboldt refleja la vaguedad de las ideas europeas, y lo hace excepcionalmente en un sentido cultural, aun cuando éste sea de carácter bastante general: „On voit qu’à cette époque, on avoit, en général, sur le Nouveau Continent, les mêmes idées que nous avons eues long-temps sur l’Afrique. On s’imaginoit trouver plus de civilisation vers le centre que sur les côtes.“ [II.700] („Se ve que en esta época teníanse en general sobre el Nuevo Continente las mismas ideas que hemos tenido largo tiempo acerca de África. Se imaginaba encontrar más civilización hacia el centro que en las costas“ [V.r.e.-IV.567-568]).

 

[2] Es preciso relativizar la tesis de Mary Louise Pratt acerca de una América del Sur escenificada por Humboldt como una „naturaleza“ desierta, sin seres humanos ni cultura, y por ende disponible; véase: „Alexander von Humboldt and the Reinvention of America“, en: Imperial Eyes. Travel Writing and Transculturation, Londres/Nueva York 1992, pp. 111-143.

 

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