HiN - Humboldt im Netz

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Michael Zeuske
Universidad de Colonia

Alexander von Humboldt y la comparación de las esclavitudes en las Américas

6. Caldas, Humboldt y el anticolonialismo: la relación entre esclavitud, racismo, independentismo del pensamiento y autonomismo político

Las críticas de Humboldt al racismo de las élites criollas y a la esclavitud, influyeron también en la relaciones científicas de Humboldt, que estaban muy mezcladas con sus posiciones ante el autonomismo criollo. Un buen ejemplo individual es el neogranadino Francisco José de Caldas (1768-1816, fusilado por un pelotón de soldados del ejército del general español Pablo Morillo[1]). Tenemos un buen comentario en cuanto a los primeros tiempos del encuentro de Caldas con Humboldt. En una carta de Antonio Arboleda a Santiago Arroyo, el hombre que propuso que Caldas acompañase a Humboldt[2], se lee: „hace dos correos q.e Vm no save nada de Caldas? p.s voy a darle notic.s de el: ha venido á la Villa de Ibarra á encontrar alli á Humboldt. No estrañe Vm q.e no lo haya escrito p.s este hombre [Caldas] esta frenetico, con las noticias qe. se le comunicaban de este Sabio, y ya ni escrive ni piensa en otra cosa. En este correo dice ya que ha conocido á Humboldt, y si antes havia estado loco, ahora lo esta mas. Considere Vm q.e  cosas dirá, al verse con un hombre tan á medida de su genio, pp. en tres dias qe. dice hace le conoce, ya ha visto cuanto tiene, ya han comparado sus observaciones y ya las han hecho juntos. Es tanto su entusiasmo q.e no lo puedo explicar á Vm, y creame q.e temo se nos vaya. Pero le comunicaré ya q.e es su Amigo, y q.e tendrá gusto en saver, como yo lo he tenido, q.e las observacion.s de Caldas hechas con barometro remendado con sera [?], con telescop.s comp.tos con lentes de microscop.s y con los demas intrum.tos hechos p.r el como Vm savé, han salido tan acordes con las de Humboldt, q.e no difieren sìno en 3, ó 4 seg.s y [Humboldt] ha puesto en su diario q.e Mr. Caldas criollo, havia determinado la longitud de su Patria con el prim.r satelite de Jupiter, y esto con expreciones honorificas á Caldas. Tambien sé, q.e dice q.e el Mapa de Timaná, es el unico hecho astronomicam.te q.e ha encontrado, y q.e lo pondrá en el suyo del Reyno con el nombre de Caldas.Estas noticias me han llenado de gusto, p.s amo tanto a Caldas, q.e quiciera no pasara una vida tan obscura, y le deceo los hon.s [honores] y comodidades á q.e es acreedor. Esto es lo q.e sé, como tambien de q.e Caldas le escribio á Pasto, una baliente carta llena de entusiasmo, y salio á la Villa como le ofrecia. Procuraré comunicar a Vm cuanto nos escriba Caldas, aunq.e temo no lo haga como ofrece p.r lo embebido q.e está: p.s hace 2 correos me ofrecio la carta q.e Humboldt havia escrito al Presid.te y no lo ha cumplido […] Amigo, ha rebibido todo el entusiasmo jesuitico con la not.a del restablesim.to de la Comp.a. Este pais fanatico ha sobrado [? O: soleado – M.Z.] la torrente de sus declamacion.s: ya se reforman los estudios : ya se restablece la educacion perdida &. Acaban de entregarme el Liné, que ha llegado bueno”.[3]

El eco de esta carta dentro de la red comunicativa de la élite de Popayán se halla en las cartas de Caldas a Santiago Arroyo y a Antonio Arboleda en las “Cartas de Caldas”.[4]

Humboldt sigue su viaje con Carlos Montúfar.[5] Caldas hace sus propios viajes. Comienza a escribir un diario.[6] El conflicto entre Humboldt y Caldas era un conflicto muy personal, un conflicto de diferentes estilos de vida, culturas y también de competencia científica.[7] Pero era más a la vez. No fue sólo a Caldas a quien Humboldt rechazó. Fue también a Fernando Peñalver, Andrés Ibarra, la familia Ribas (o Rivas, que más tarde se las dieron de “jacobinos”)[8], De Rieux y después del viaje al joven Simón Bolívar[9] y Francisco de Miranda. Toda una generación y un revolucionario de profesión. Algunos de los más importantes representantes del autonomismo criollismo y – más tarde – del independentismo americano. [10] Cada uno con su propia red de contactos, amistades, familiares, con sus saberes locales y comunicaciones.

Algo paradigmático es la opinión de Humboldt sobre Fernando Peñalver (1765-1837) y Antonio [Fernández] de León. Sobre Peñalver, más tarde consejero de Bolívar, Humboldt anota: “El portugues opinó que se debería fundar una república blanca, en un tiempo en el cual la república fran[cesa], como no es de dudar, otra vez ha permitido la esclavitud ... en la república blanca no se da ni a los mulatos libres derechos algunos, los esclavos sirven a sus señores a rodillas, estos venden los hijos de aquellos ... Esto es el fruto de la ilustración american[na]. Desterrad vuestra Encyclo[pedie] y vuestro Raynal, hombres sinvergüenza”.[11] Sobre León, Humboldt anota dentro de la descripción de la hacienda de índigo de la familia León, en “Tapatapa (2000 esclavos), Añil, la gran hacienda del hermano ladrón de un intendente [Esteban Fernández de León] todavía más ladrón y muy astuto”.[12] Fernández de León era vocal del consejo de regencia. Su hermano, el comerciante Antonio F. de León, fue en 1808 uno de los voceros de la llamada “Conjuración de los mantuanos”.[13] Fue desterrado de Caracas a España y allá compró, con el apoyo de su hermano Esteban, el titulo de Marqués de Casa-León. Miranda lo nombró Director General de las Rentas de la Confederación de Venezuela, con Monteverde fue intendente de Ejército y Real Hacienda (1812-1813), con Bolívar (hasta enero de 1814) Director de las Rentas del Estado, finalmente con Boves (¡sic!) Jefe Político de la Provincia y Presidente del Tribunal Supremo. Morillo volvió a desterrarlo a España donde su hermano (entonces Consejero de Estado) le fue muy útil. De nuevo en Venezuela (1820-1821), con Miguel de la Torre fue nombrado Jefe Político de Venezuela. Después de 1821 emigró primero a Curaçao y luego vivió en Puerto Rico de una renta vitalicia que su amigo Simón Bolívar le había asignado.[14]

Cada proyecto protonacional empieza con un proyecto cultural, de identidad, de valoración y construcción de lo “suyo” y lo “ajeno”. Este proyecto en 1800 todavía podría perfectamente expresarse políticamente en conceptos de “autogobierno” y “soberanía” (aunque ante Humboldt nadie hablaba de tales conceptos políticos).

Este era el proyecto de Caldas, de Arboleda y de Santiago Arroyo. Las pinceladas de Arboleda le dan cierta forma a este “protonacionalismo científico criollo”, cuando escribe sobre un posible viaje de Caldas con Humboldt y los resultados de un viaje tal para la „patria“: “Cuanto admirará Lalande, el Decano de los Astronomos este proyecto colozal! .... Es cosa extraordinaria q.e un Americano piense en hacer grand.s gastos p.r cultivar y connaturalizar las ciencias en su Patria superior al Conde de Bifon [Buffon], no mira sus intereses, ni la sordida ganancia. Generoso quiere ilustrar á sus conciudadanos sin enriqueserse.”[Subrayados por el propio Arboleda –M.Z.][15]

Lo que Humboldt rechazó en este grupo de criollos de influencia local era primero su esclavismo y racismo (científicamente, su posición en cuanto a la “unidad del género humano”) y, segundo (más tarde), su uso de la violencia como medida política. En los casos de Peñalver, Ibarra y Rieux, las críticas de Humboldt en cuanto a su racismo son explícitas (las citamos más abajo). En cuanto a Caldas, la cosa es más complicada (porque no hay críticas explícitas). Pero el propio Caldas, más o menos un año después de su encuentro con Humboldt y Bonpland, escribió en su diario de viaje:

“La costa occidental de la America desde Esmeralda hta. el Darien es el mas propio p.a el aumento y prosperidad de los Negros. El clima, los alimentos parecen los mas propios ala constitucion de esta variedad de una especie. Robustas, sanas, bien complexionados con tez lustrosa parece quese hallan en su pais originario. El Yndio que ha visto la luz, que ha pasado sus dias, y que ha enbejesido en estas regiones se inclina mucho a contraher las qualidades del Negro. Su piel renegrida, y mucho mas obscura q. de aquellos que habitan en la cordillera, su pelo un poco hondeado, y no tan lacio como el de aquellos prueban mui bien que este clima tiene caracteres mui analogos á el del Africa, y q.e ambos procuran gravar sobre el hombre caracteres que muchas generaciones no podran borrar. Quien sabe si suprimido el bosque de estos lugares con la sucsecion de los siglos tendremos en la America un Segunegal [Senegal – M.Z.], una Guinea q. produzca yndividuos humanos con la piel negra, el pelo rizo, la nariz chata, y el labio grueso. Si algo contiene los progresos de la negrificacion; p.r decirlo asi de nra. [nuestra] especie es la sombra perpetua que produce el bosque.” [16] Un horroroso programa racista, pero lógico desde la perspectiva “científica” de un criollo en una sociedad esclavista como Caldas.[17]

Lo que es menos conocido o, mejor dicho, bien conocido entre historiadores colombianos y venezolanos, pero menos abiertamente discutido, es la posición de Humboldt ante el grupo de población que en aquel entonces se solía llamar “los pardos”. Humboldt como miembro de una élite atlántica, que veía sus raíces en una cultura y una estética greco-romana, no sabía como comportarse ante “los pardos”, que a la vez formaron la mayoría de la población urbana de las ciudades caribeñas. En cuanto a las clases populares de los pardos (o “las castas”), la estetica clásica, greco-romana, la raiz y el muro de la cultura elitista de aquel entonces, se convirtió en un instrumento de incomprensión y, a veces, rechazo por parte de Humboldt  (y tal vez de rechazo mutuo). Humboldt escribe sobre las procesiones en Cartagena, es decir, sobre un elemento central de la cultura popular, pero una cultura popular que contiene muchos elementos afroamericanos: “Qué abusos comete el populacho de mulatos, mestizos y zambos”.[18]

Es decir, Humboldt rechazó a los criollos de la generación más o menos contemporánea con él, es decir, nacidos entre 1765 y 1785. También rechazó muchas formas de actuación política y cultural del otro grupo importante de las poblaciones coloniales, al que más tarde encontramos como otro actor social importante en las guerras de independencia: los pardos. En ellos Humboldt no criticó tanto el esclavismo o racismo, sino más bien su “cultura” (para él más bien “falta de cultura”). También critica sus formas de vida, de subsistencia, su identidad, psiquis, trabajo, religión y mucho más. Cuando Humboldt critica “los males” del colonialismo europeo en América, por ejemplo, en cuanto a la infraestructura caótica, casi siempre hallamos muy cerca algún fragmento de texto sobre los pardos (zambos o mestizos) que con su trabajo y sus pequeños comercios, asi como su falta de “ilustración”, contribuyen según él a la prolongación y profundización de estos “males”.

El gran tema de Humboldt durante su viaje por el Magdalena es la historia natural comparada de los ríos (Magdalena y Orinoco, sobre todo); Humboldt habla hasta de un “mundo del Orinoco” (Orinokowelt).[19] Desde el primer momento Humboldt entrelaza estos problemas de la historia natural y de la geografía humana con problemas del transporte (canoas, champanes y bogas), del comercio (así como del contrabando) dentro de unas infraestructuras que él, Humboldt, considera como absolutamente insuficientes. Esa preocupación por las infraestructuras y las tecnologías es parte de la gran discusión “modernizante” de las élites en la segunda globalización. Parte de los razonamientos de Humboldt sobre la infraestructura son observaciones en cuanto a la gente que vive de esta infraestructura existente: “En ninguna parte del mundo americano hay más zambos, porque las mujeres indias, cansadas de los [hombres] indios fríos [influencia de la teorías europeas – M.Z.], son tan lascivas para con los negros y porque aqui (desde el Chocó) por la busqueda de oro tantos negros han comprado su libertad”.[20] Es decir, las infraestructuras existentes de los ríos eran una fuente de trabajo para pardos y ex esclavos. Hay más que dos páginas sobre la estética humboldtiana (clásica, claro) de los cuerpos de los bogas y sobre su trabajo, así como sobre su temperamento y sus formas de vivir. Casi una historia del trabajo fluvial en el Magdalena, comparándolo con la vida, las condiciones y los trabajos de los bogas del río Orinoco y otros ríos de la Guayana. A Mompox y Honda, Humboldt los describe dentro de las líneas, por él establecidas, de infraestructuras insuficientes: de ahí sale el contrabando. “El Caribe constituyó, en este sentido, una sociedad gobernada por los códigos de la ilegalidad”.[21] Su juicio final sobre los bogas (y los cargueros del Quindío) lo anota en Ibagué: “… el pueblo común esta acostumbrado a la vagabundería de los montes. El Quindío aqui tiene la misma influencia que el río Magdalena. Uno no puede imaginarse una vida más miserable y sin dinero que la de los bogas y de los cargueros.”[22] Hoy diríamos: ¡una cultura de la subsistencia muy deseable para muchas regiones excoloniales!

Humboldt no tenía ninguna cercanía al independentismo antes de 1818/20, digamos, adquirido después de largas luchas (hasta entre los dos grupos, véase el caso de Manual Piar en Venezuela). Al contrario, en el Ensayo sobre México - publicado en 1811, cuando México estaba en plena guerra de Hidalgo y Venezuela se había declarado independiente de España – todavía escribe sobre los esfuerzos científicos de España en América: “Depuis de la fin du regne de Charles III et depuis celui de Charles IV, l’étude des sciences naturelles a fait de grands progrès non-seulement au Mexique, mais en général en toutes les colonies espagnoles. Aucun gouvernement européen n’a sacrifié des sommes plus considérables pour avancer la connoissance des végétaux, que le gouvernement espagnol.”[23] Humboldt menciona las tres expediciones botánicas (Perú, Nueva Granada y México) y también la comisión destinada a levantar los planes del canal de los Güines en Cuba, que también debia examinar el reino vegetal de la isla de Cuba. Debates de modernización de infraestructuras y de ciencia.[24] Además Humboldt dedica elogios al “progreso” de las ciencias exactas en México, la llamada “nueva filosofía” dentro de un capítulo sobre la población de México y sobre las desigualdades de la “castas” y “razas”[25]; para demostrar, según sus palabras: “… que l’ignorance dont l’orgueil européen se plaît à accuser les créoles, n’est pas l’effet du climat ou d’un manque d’énergie morale ; mais que cette ignorance, là où on l’observe encore, est uniquement l’effet de l’isolement et des défauts propres aux institutions sociales dans les colonies.”[26] Es decir, Humboldt critica al colonialismo, pero lo quiere reformar por medio de los gobiernos e instituciones establecidas dentro del marco del imperio español.

En el caso de Caldas, pero también en otros casos (como el de los pardos), el saber comunicativo de Humboldt ha fracasado. Seguramente también por motivos personales y de “rivalidad científica”[27], pero aún más porque Humboldt rechazó hasta los vestigios del pensamiento autonomista de los criollos, justamente porque rechazaba sus ideas sociales y los medios políticos para alcanzar sus fines. En América, pero en cierto sentido en los centros del Occidente (como Francia o España), fracasaron también con Humboldt la modernización y la (segunda) globalización centralista de las élites imperiales.



[1] Quintero Saravia, Gonzalo M., Pablo Morillo. General de dos mundos, Bogotá: Editorial Planeta Colombiana, S.A., 2005.

[2] Arias de Greiff, “Caldas: inquietudes, proyectos y tragedias”, pp. 37-54, aquí p. 41.

[3] LLIUB, MD, 1802, Jan. 20. Mutis Daza mss. Antonio Arboleda Arraechea a Santiago Peres (Santiago Pérez de Arroyo y Valencia), desde Popayán, 20 de Enero de 1802.

[4] Academia Colombiana de Ciencias Exactas, Físicas y Naturales, Cartas de Caldas, Bogotá: Colciencias, 1978, pp. 130-139: carta de Caldas a Arroyo, del 21 de Enero de 1802, desde Quito (No. 53) y carta de Caldas a Arboleda, del 21 de Enero de 1802, desde Quito (No. 54)

[5] Carlos Montúfar, “Diario del Año de 1802. Biaje de Quito á Lima”, en: LLIUB, MD, 1802 [June 9 – Sept. 10]. Latin American mss. Peru; Borchardt de Moreno, Christina, “Alexander von Humboldt y la familia Montúfar”, en: El regreso de Humboldt ..., pp. 139-147.

[6] Francisco José de Caldas y Tenorio, Relacion de un viaje hecho a Cotacache, la Villa, Imbabura, Cayambe, etc., comenzado el 23 de Julio de 802, en: LLIUB, MD, 1802, July 23-1803, Dec. 18 (bound). Latin American mss. Ecuador. Un manuscrito de unas doscientas páginas, solo paginado hasta la pág. 59, después sin paginar.

[7] Arias de Greiff, “Caldas: inquietudes, proyectos y tragedias”, pp. 37-54; Arias de Greiff, “Encuentro de Humboldt con la ciencia en la España americana : transferencias en dos sentidos”, en: El regreso de Humboldt ..., pp. 33-41.

[8] Humboldt, Vorabend, pp. 254. Humboldt critica a Valentín Ribas por el maltrato de sus esclavos.

[9] Zeuske, “Humboldt und Bolívar”, en: Alexander von Humboldt. Netzwerke des Wissen. [catálogo de la exposición con el mismo título en Berlín, 6 de junio - 15 de agosto de 1999 y Bonn 15 de septiembre a 9 de enero de 2000] Bonn / München / Berlin: Goethe Institut, 1999, pp. 129-130.

[10] Zeuske, “Introducción”, en: Francisco de Miranda y la modernidad en América, introducción, selección, transcripción y notas de Zeuske, Michael, Madrid: Fundación Mapfre Tavera; Ediciones Doce Calles, S.L., 2004 (Prisma Histórico: Viejos documentos, Nuevas lecturas; Velhos Documentos, Novas Leituras), pp. 13-106; Zeuske, “Las Capitanías Generales de Cuba y Puerto Rico, 1808-1812” (de próxima aparición).

[11] Humboldt, Reise durch Venezuela, p. 208 (22 de febrero de 1800).

[12] Humboldt, Vorabend, p. 260; Humboldt, Reise durch Venezuela, p. 203 (14 de febrero de 1800).

[13] Quintero, Inés, La Conjura de los Mantuanos. Último acto de fidelidad a la monarquía española. Caracas 1808, Caracas: Universidad Católica Andrés Bello, 2002.

[14] García, Juan Andreo, La intendencia en Venezuela: Don Esteban Fernández de León, Intendente de Caracas, 1791-1803, Murcia: 1991; Uslar Pietri, Arturo, “Dos cartas para el marqués de Casa-León”, en: Boletín de la Academia Nacional de Historia 261, Caracas (1983), pp. 137-144.

[15] LLIUB, MD, 1802, Jan. 20. Mutis Daza mss. Antonio Arboleda a Santiago Pérez de Arroyo y Valencia, desde Popayán, 20 de Marzo de 1802 (5 fols., sin numeración propia), aquí f. 3r.

[16] Caldas, Francisco José, “Relacion de un viaje hecho a Cotacache, la Villa, Imbabura, Cayambe, etc., comenzado el 23 de Julio de 802”, en: LLIUB, MD, 1802, July 23-1803, Dec. 18 (bound). Latin American mss. Ecuador.

[17] Colmenares, Germán, Historia económica y social de Colombia, t. II: Popayán, una sociedad esclavista, 1680-1800, Bogotá 1979; Colmenares, Cali: terratenientes, mineros y comerciantes, siglo XVIII, Bogotá: Banco Popular, 1983; Marzahl, Peter, Town in Empire. Government, Politics, and Society in Seventeeth-Century Popayán, Austin: University of Texas Press, 1978; Jaramillo Uribe, Jaime, “Esclavos y Señores en la Sociedad Colombiana del siglo XVIII”, en: ACHSC, 1 (1963), pp. 3-62; Castellanos, Jorge, La Abolición de la esclavitud en Popayán 1832-1852, Calí, Colombia : Universidad del Valle, 1980; Jaramillo Uribe, Jaime, “Mestizaje y diferenciación social en el Nuevo Reino de Granada en la segunda mitad del siglo XVIII”, en: ACHSC, 3 (1965), pp. 21-48.

[18] Humboldt, Reise auf dem Río Magdalena, p. 59.

[19] Ibíd., p. 67.

[20] Ibíd.

[21] Múnera, Alfonso, El fracaso de la nación. Región, clase y raza en el Caribe colombiano (1717-1810). Santa Fe de Bogotá: Banco de la República / El Áncora Editores 1998, p. 73.

[22] Humboldt, Reise auf dem Río Magdalena ..., p. 128.

[23] Humboldt, Essai politique sur le Royaume de La Nouvelle-Espagne …, II, p. 15.

[24] Puig-Samper; Valero, Historia del Jardín Botánico de la Habana …, pp. 19-68.

[25] Humboldt, Essai politique sur le Royaume de La Nouvelle-Espagne …, II, pp. 1-70.

[26] Ibíd., p. 24.

[27] Arias de Greiff, “Caldas: inquietudes, proyectos y tragedias”, pp. 37-54, aquí pp. 43p.; Arias de Greiff, “Encuentro de Humboldt con la ciencia en la España americana: transferencias en dos sentidos”, pp. 33-41.


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