Gespiegelte Fassung der elektronischen Zeitschrift auf dem Publikationsserver der Universität Potsdam, Stand: 18. August 2009
Originalfassung zugänglich unter http://www.hin-online.de

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HiN                                                      III, 5 (2002)

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Jose Alberto Navas Sierra

Humboldt y el ‘Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)’
Un ejercicio de ‘ciencia humboldtiana’

 

4. De nuevo el asunto de la ‘ética’, empresarial y política.

Está ampliamente estudiado lo mucho que preocupó a Humboldt el asunto de la profunda y os­ten­si­ble corrupción que se extendía a lo largo y ancho de los dominios españoles americanos en los que se le autorizó a expedicionar. Muchas y repetidas fueron las denuncias que  Hum­boldt con­sig­nó en su ‘Diario’  de viaje como en algunas de sus obras respecto tanto a los di­fe­ren­tes abusos, en muchos casos tiranía, cometidos por algunos funcionarios españoles en contra de varios de los súb­ditos coloniales, indios y negros en especial. Repetida y dura fue su condena sobre el descarado y tolerado con­tra­ban­do de mercancías y esclavos que se efectuaba en la mayoría de las provincias que visitó, prácticas que se habían institucionalizado con la abierta complicidad y be­ne­ficio de las venales autoridades de las aduanas y Hacienda coloniales[1]; prácticas que, bajo diferente forma e intensidad, participaban igualmente las ex-colonias anglosajonas del ‘Norte’.

Sabiendo que lejos de desaparecer tales ‘mañas’ contrarias a la ética gubernamental y em­pre­sa­rial se han hecho más generales y arraigadas en varios de los ex-dominios hispanoamericanos, Humboldt habría indagado cuán profundo y generalizado sería en la actualidad la corrupción –pública y gubernamental- en el continente americano; proceso que sospecharía se habría iniciado nada más consumada la independencia política, haciendo con el tiempo más radical el deterioro moral y ético que caracterizó la decadencia y ruina del imperio español americano, conforme tuvo ocasión de testimoniarlo a comienzos del siglo XIX. Sin embargo, tampoco escaparía a Humboldt que dicho deterioro socio-político hubiese sido -y continúe siendo- un apóstrofe casi exclusivo de los nuevos Estados americanos: para Humboldt, ahora como 2 siglos antes, esta forma encubierta de liberación comercial de unos mercados cautivos por varios años, sería apenas un inevitable pre-acomodo al ciclo de ‘apertura’ que debía seguir al agotamiento del rígido modelo de ind­us­tria­li­za­ción forzada –o ‘sustitución de importaciones’ adoptado por la casi generalidad de países del continente desde finales de los años 50 bajo la inspiración de la ‘Comisión Económica para la América Latina’ (CEPAL). Por todo ello, Humboldt trataría de indagar cuál sería en la actualidad la situación de la ‘corrupción’, ‘economía sumergida’ y demás indicadores que le son propios a una y otra variable, preguntándose en que forma éstas podrían afectar el éxito de la pretendida ‘ALCA’. 

Para acometer este último esfuerzo analítico Humboldt tendría que echar mano de alguno de los po­cos pero novedosos estudios sobre ‘corrupción’  y ‘transparencia’  internacionales actualmente pu­blicados[2]; trabajos que -y conforme le aconteció en su momento cuando le tocó improvisar y apli­car métodos de cálculo entonces poco o nada utilizados- arrastran de entrada una amplia po­lé­mi­ca en vir­tud de las metodologías de base hasta ahora empleadas para medir fenómenos y eventos nun­ca ma­nifiestos, cuando no ‘ocultos’ -y en algunas ocasiones ocultables-, incluso por las mis­mas au­to­ri­dades encargadas de su represión y erradicación, casi siempre en razón del des­pres­ti­gio na­cional y eventuales efectos negativos que tales indicadores pueden arrastrar en contra de los países más afectados.

Lo que primero quizás haría Humboldt sería ordenar por rangos los países americanos según su po­­sición en los índices –mayor o menor- que arroja las encuestas relativas a ‘economía sumer­gi­da’  y ‘corrupción’. A continuación, y tomando éstas como variables de base, las cruzaría con una ‘batería’  de indicadores con los que ambas se consideran hoy en día directamente asociadas o en íntima correlación, analítica y cuantitativamente.

Para los buenos ojos de Humboldt, los datos del cuadro nº 7 mues­tran ciertamente un panorama po­­­co alentador para el conjunto americano. Con la excepción de Costa Rica, el resto de países ibe­­­roamericanos incluidos en la medición, están dentro de los 10 países más corruptos del uni­ver­so seleccionado, dentro de los que Paraguay ocupa el primer lugar, seguido de Honduras,  Pana­má, Guatemala, países andinos y Uruguay. Incluso los EE.UU., y Canadá -con sus 17 y 24 pues­tos respectivamente-, no escapan del todo a la media de corrupción mundial. Con la excepción de Mé­xico, Guatemala, Honduras y Bolivia –esta última ocupando el 4º lugar- no acon­tece lo mismo en cuanto al nivel de ‘economía sumergida’ de los países americanos, entre los que EE. UU., y Ca­nadá ocupan los puestos más bajos de la clasificación. Visto el conjunto  americano, de entrada la asociación entre ambas variables de base –corrpupción y economía sumergida- no re­sulta ser tan íntima o estrecha, al menos en lo que toca al caso de los países de mayor de­sa­rro­llo del con­ti­nente, cosa que no puede decirse respecto del resto de países ibero­ame­ri­ca­nos.

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Cuadro nº7: ‘ALCA’, economía sumergida, corrupción y ‘transparencia’

A pesar del número reducido de países latinoamericanos que pudieron ser incluidos en el primero de los test de ‘transparencia’ –a nivel del Estado en general-; esto es, en cuanto a la ausencia o no- prácticas dolosas en el ejercicio del poder político, Colombia aparece como el país más ba­ja­men­te posicionado en el continente, seguido de Venezuela, México, Argentina y Chile, debien­do señalarse la óptima posición de Canadá y Brasil, éste último por encima de los EE.UU. Estos va­lo­res en buena forma se confirman respecto del segundo test –transparencia o ‘limpieza’ en las ope­­ra­­cio­nes internacionales del Estado- en el que Paraguay, Colombia y Ecuador son los peor­men­te va­lorados, seguidos muy de cerca por el resto de países latinoamericanos con la rela­ti­va ex­cep­ción de Chile; ocupando nuevamente Canadá el mejor puesto, bien en el continente, bien en el con­junto mundial.

El test sobre ‘arbitrariedad normativa’ mostraría a Humboldt la existencia de una explícita conexión en­tre los valores alcanzados en éste indicador y los índices de corrupción y clandestinidad eco­nó­mi­ca: Hon­­du­ras, Venezuela, Guatemala, Costa Rica y Colombia encabezan las peores po­si­cio­nes in­ter­na­­cio­nales, siendo Canadá, EE. UU., y Chile los mejor posicionado dentro de los 36 países in­vo­­lu­cra­dos en la correlación. De forma más inequívoca, Humboldt encontraría un nexo más di­recto entre las variables bases y la presencia de ‘so­bor­nos’  en el ámbito de la regulación de la ‘com­­­pe­ten­cia en general’ en el que Guatemala, Honduras, Ve­ne­zue­la y Colombia vuelven a des­ta­car­se ne­gativamente; posiciones que de manera sincrónica repiten –como en los vie­jos tiempos co­­lo­nia­les- Colombia, Bolivia, Brasil y Paraguay cuando se trata de verificar la presencia o no de so­­bor­nos en el área de las ‘expor­ta­ciones', sien­do una vez más los EE. UU., y Canadá los países me­­nos comprometidos  al respecto.

Así pues, con vistas a la pretendida ‘ALCA’, y al procurar una visión de conjunto de esta primera ba­tería de correlatos, Humboldt tendría que reconocer, no sin pena, que antes de haber mejorado, los niveles de corrupción, clandestinidad económica, arbitrariedad normativa y sobornos ge­neralizados –en particular contrabando de exportaciones- lejos de desaparecer se han hecho mucho más incidentes y relevantes en la estructura y dinámica política y económica de la casi ge­ne­­ralidad de países iberoamericanos. Lo anterior, además de si contrastar con las mejores posiciones al res­pecto ocupadas por EE. UU., y sobre todo de Canadá, cuestionaría de entrada el inicio y ple­no cumplimiento de la alianza americana, salvo que la liberación y apertura general que sub­ya­ce im­plí­cita en ‘ALCA‘ hagan desaparecer, o cuando menos minimizar, lo que para muchos crí­­ticos y po­lí­ti­cos continúan siendo las auténticas lacras de la historia económica del sub-con­ti­nen­­te ame­ri­ca­no: el corrupción y la clandestinidad económica asociadas ambas  a la falta de trans­parencia, el soborno y el agobio reglamentario.

Recordando que los colonos americanos en general -pero en particular los hispanoamericanos-, fueron abiertamente poco amigos de pagar impuestos, Humboldt querría ahondar un tanto más en otras de las muchas dimensiones con las que hoy se suelen asociarse la corrupción y la economía clandestina, las que en principio se ha creído directamente relacionas con las clases y ‘tipos’ –tasas- impositivas que afectan la iniciativa económica personal y la gestión empresarial.

No sin sorpresa, y aunque en principio resulte difícil homologar los sistemas tributarios per­ti­nen­tes, pero atenido a la fidelidad de las encuestas que sirvieron de base para el pro­cesamiento de di­cha correlación, Humboldt constaría que –en general- el nivel medio de fiscalidad personal –im­puestos directos sobre la renta de las personas naturales- no tendría una asociación directa o causal con las altas tasas de corrupción o economía sumergida de los países involucrados en el test pertinente. Los casos de Brasil, Paraguay, Bolivia y Ecuador, serían apenas una excepción relativa en tal conclusión, sorprendiéndose que  Colombia y los EE. UU., ocupen un mismo puesto en el rango respectivo; situación que en alguna forma se mantiene en lo que concierne a la ‘tasa marginal’ de incremento de las tasas impositivas personales del caso.

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Cuadro nº8: ‘ALCA’, corrupción, economía sumergida y ‘tipos’ o tasas impositivas.

Sin embargo, al revisar el eventual efecto de la fiscalidad sobre la empresas, Humboldt en­con­tra­ría que por fuera del notable caso del Brasil y Canadá, la incidencia del gravamen sobre los be­ne­fi­­cios empresariales incrementa una propensión hacia la corrupción y la clandestinidad económica, efecto que es acusadamente relevante en los casos de los países andinos –Colombia, Bolivia y Ecua­­dor, especialmente-, como también de Honduras. Pero, como en los viejos tiempos co­lo­nia­les, es el impuesto al valor agregado –impuesto indirecto por excelencia en la actualidad como en su tiempo lo fue la vituperada ‘alcabala’- el que de manera más directa y manifiesta promueve –con la notable excepción de Uruguay, Chile y Argentina- el incremento de la corrupción y la clan­des­tinidad operativa empresarial, efecto del que no escapan ni los EE. UU., ni el Canadá.

Aunque en su momento –época de la consolidación del liberalismo- Humboldt no habría tenido que encarar uno de los fenómenos más representativo del aún reciente ‘Estado del Bienestar’, pero siempre atento a la dinámica social del momento,  aquel habría decidido verificar la eventual in­cidencia que las tasas de contribución a la ‘Seguridad Social’ tendrían en sus análisis sobre el es­tado de la ética empresarial internacional. En lo que corresponde a los aportes imputables al tra­bajador, y como en el apartado del IVA, Humboldt encontraría una relación igualmente directa y ex­plícita en pro de una mayor o menor corrupción y clandestinidad económica, siendo esta even­tual relación altamente negativa en los casos Honduras, México, Guatemala, Perú, Canadá, Co­lom­bia y Chile, seguidos éstos muy de cerca por los EE. UU. Este correlato negativo se hace to­da­vía más evidente tratándose de las cuotas imputables al empleador, conforme lo eviden­cia­rían los malos índices alcanzados Chile, Canadá y Argentina.

Como en los apartados anteriores, teniendo en cuenta el proceso ‘AlCA’, Humboldt haría un aná­li­sis de conjunto respecto de una dimensión ciertamente crítica en la viabilidad y mejor futuro de una alianza comercial como la americana. Muy seguramente, y luego de constatar las coin­ci­den­cias -mutuamente negativas- que en el continente ejercen el sistema de tributación cor­po­rativa, IVA y seguridad social, Humboldt se mostraría preventivamente pesimista en cuanto  a que el in­cre­­­mento de las relaciones inter-empresariales en el continente, necesaria consecuen­cia de ’AL­CA’,­ signifiquen una reducción o mejora de los actuales niveles de defraudación a Ha­cien­da y la Se­­­guridad Social, en particular al interior de la mayoría de los países ibero­ame­ri­canos. Como en su momento lo aconsejó repetidamente a las autoridades de la metrópoli, Humboldt esperaría que los gobiernos del ‘Sur’ del adoptarán nuevas y más eficaces políticas correctivas de tales prácticas que desde siempre negaron a éstos países la posibilidad de dotar al Estado de suficientes re­cur­sos financieros con los que, entre otras cosas, al menos intentar corregir las tremendas des­igual­da­­des sociales y económicas que caracteriza a dichos países, y para lo que la previsible expan­sión económica que supondrá ‘ALCA’ ofrecería una nueva oportunidad de mejorar las actuaciones po­líticas a que halla lugar.

Como se sabe, Humboldt fue un agudo crítico del relativo monopolio, aunque acérrimo ‘es­tan­ca­miento’  de la economía y sociedad coloniales. En particular, inculpó a la fronda burocrática im­pe­rial, americana y peninsular, la perpetuación de buena parte de las rigideces estructurales que ha­-cían imposible cualquier proyecto de ‘modernización’  de las susodichas economía y sociedad ame­ricanas[3].

De acuerdo a los principales tests’ actualmente utilizados para medir la libertad económica de un país, Humboldt constataría que el con­ti­nen­te en general –excluidos México, Guatemala, Hon­du­ras, Bolivia, Ecuador y Perú- habría adop­ta­do una liberación casi total de sus sistemas econó­mi­cos, tal cual los puntajes re­fle­jados por éstos según los dos indicadores más generales –‘li­ber­tad eco­nómica general’ y ‘liber­tad competitiva’- de la tabla precedente. De manera singular, Humbodlt advertiría la existencia de una manifiesta correlación entre no-corrupción y menor clandestinidad eco­nómica y altas tasas de liberación de los mercados y competencia, cosa ciertamente ma­ni­fiesta respecto del ‘Norte’, y en proporción menos clara en relación con los países ibero­ame­ri­ca­nos en los que la corrupción heredada –anterior a la liberación que es reciente en ellos- busca pervivir o reproducirse bajo nuevas formas y usos. Las anteriores conclusiones las extendería Humboldt, con iguales salvedades al resto del análisis de los indicadores de esta tabla.

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Cuadro nº9: ‘ALCA’, corrupción, economía sumergida, burocracia y libertad eco­nó­mica.

Lo anterior no obsta para que la mayoría de tales países, con las excepciones de Chile y Argentina –ejemplares en todo el continente-, conserven aún com­ple­jos y engorrosos ‘obstáculos bu­rocráticos’, indicador que a su vez se corresponde de ma­nera muy directa con las todavía excesivas regulaciones’ que afectan la actividad económica y em­presarial en el resto de países, si­tuación de la que no escapan EE.UU., y en algún grado Ca­nadá-, siendo los países cen­tro­ame­ri­canos, Colombia y Venezuela los más sobresa­lien­tes al res­pecto. Con­cuer­da expresamente con los aludidos perfiles de ‘tramitología’ los rangos que los mismos países obtienen según el indica­dor ‘tiempo en burocracia’.

Por fuera del caso extremo de Chile –que ocupa el rango de máxima liberalidad-, éste seguido por los EE.UU.,  no todos los países americanos han adoptado un sistema de ‘libertad de precios’, área ciertamente crítica en los complejos procesos de liberación de los mercados y en la que los paí­ses andinos –con la excepción de Bolivia y Perú-, Honduras y Panamá conservan todavía una alta injerencia estatal en la regulación de los precios de los productos representativos y objeto de la medición del caso.

Finalmente, los indicadores de mayor o menor liberalidad económica no se reproducen tan es­tre­cha­­­mente en cuanto a los obstáculos o controles que los países del continente aplican hoy en día al comercio en general, preferentemente al interior de los mercados nacionales mismos; área en la que Costa Rica, Honduras, Panamá, Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela exhiben una menor li­­bertad, respecto a las mayores libertades existentes en EE.UU., Canadá, Chile, Paraguay, Uru­guay y Bolivia.

Una vez más, mirando de conjunto este penúltimo escenario, Humboldt reflexionaría de manera global ca­ra a la futura ‘ALCA’. Como quizás lo pensó en su momento, 200 años atrás, fiel a su cre­do li­be­ral, afirmaría que la supervivencia de tantos y engorrosos controles legales y burocráticos en al­gunos de los países americanos de por sí continuaría explicando los niveles de corrupción y eco­­nomía clan­­destina detectados en varios de ellos. Alabaría que los bajos índices de corrupción y clandestinidad económica los exhiban aquellos países que se han comprometido con una libe­ra­ción y ‘desburocratización’ de sus sistemas económicos nacionales; cosa que muy de en­trada sería una, quizás la más relevante condición, para el éxito de la inminente alianza americana. Sin am­bages Humboldt proclamaría abiertamente que ‘a mayor liberalidad, mayor transparencia, na­cio­nal e internacional’.

Para concluir su macro análisis sobre las pre-condiciones de la alianza continental, Humboldt es­cru­taría el estado comparativo de dos variables no menos críticas al futuro éxito de ‘ALCA’: estado y rol que la ‘ley’ y la ‘justicia’ juegan a lo largo y ancho del continente americano. Si algo habría que­dado claro para Humboldt luego de su estadía en los EE.UU., no habría sido tanto la sus­tan­cial diferencia existente entre los sistemas jurídicos y judiciales del ‘Norte’ y ‘Sur’ del continente, sino la for­ma como dicho derecho se generaba, aplicaba o reivindicaba en ambos he­mis­­ferios ame­­ri­canos[4].

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Cuadro nº10 :‘ALCA’, corrupción, economía sumergida y sistemas jurídico y judicial.

Teniendo a mano los resultados del  cuadro nº 10 y rangos relativos a estos cinco últimos ‘tests’, a Humboldt le sería cier­ta­men­te poco grato admitir que después de dos siglos de vida independiente po­co o nada ha­bría cam­­­biado -en la mayoría de los países iberoamericanos- la estructura y ope­ra­ti­vidad de los sis­te­mas legales y judiciales nacionales.  En primer término, vería con sumo pesar que países que vi­si­tó –Colombia, Perú y México- exhibiesen, junto a Bolivia, Guatemala, Hon­du­ras y Brasil, un rango tan bajo en cuanto a la estabilidad de sus sistemas jurídicos nacionales; situación ésta en abierto con­traste con  las privilegiadas posiciones de EE.UU., y Canadá. Sin em­bar­go, reco­no­cería que aunque en general los países iberoamericanos han ganado posiciones en cuanto a una ma­yor vi­gen­cia de las libertades civiles, la situación dejaría de ser óptima dentro del con­junto in­ter­­­nacional según los 69 países integrantes de la comparativa del caso. Conclusión si­milar expresaría Hum­boldt respecto al indicador ‘igualdad ante la ley’ en el que países como Méxi­co, Gua­temala, Brasil, Bo­livia, Colombia y Venezuela resultan ser los peores posicionados; siendo de des­tacar el caso ejem­plar de Costa Rica.

De otra parte, Humboldt vería nuevamente con desagrado que -con la relativa excepción de Chile y Colombia-, el sistema judicial muestre aún niveles de alta ineficacia comparativa en países como México, Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, a los que como referencia acompaña la antigua metrópoli. Aunque la escala de medición sobre el respecto al ‘derecho de propiedad’ es muy estrecho, Humboldt lamentaría que salvo de Chile –que ocupa la primera posición junto a EE.UU., y Canadá-, Argentina y Uruguay, la integridad de dicho derecho continúe siendo alta­mente  inse­gu­ro o vulnerable en el resto de países iberoamericanos.

Para concluir sus cavilaciones de conjunto, Humboldt se repetiría que los altos índices de corrupción nacional se han enlazado históricamente con la falta de estabilidad de los respectivos sis­temas legales, la ausencia de igualdad ante la ley de los sujetos y la ineficacia de los sistemas ju­diciales, al o  que sería pertinente añadir la baja estabilidad del derecho de propiedad. Por ello, y viendo las profundas distancias que separan aún a los países del ‘Norte’ respecto de la casi ge­ne­ra­lidad de los  restantes países del continente -con las excepciones parciales, pero estimulantes de Chile y Costa Rica-, serán muchos los conflictos y desde luego contratiempos –por no hablar de crisis- previsibles entre unos y otros ‘socios’ al momento de poner en plena marcha la alianza comercial ame­ricana, que como se ha pactado en Quebec en abril pasado, deberá acontecer en el año 2005.

Para cerrar sus cavilaciones sobre el estado y futuro de la pretendida ‘ALCA’ Humboldt se con­for­ma­ría con esperar que la redacción y puesta en marcha de la ‘Carta democrática iberoamericana’, cuya inminente preparación y adopción fue aprobada en la pasada ‘Cumbre’  de Quebec, se con­vier­ta en el gran eje en torno al cual los países deficitarios en las variables e indicadores atrás ana­lizados, realizarán las reformas y ajustes institucionales a que haya lugar al objeto último de la alian­za que no sería otro que la ‘modernización’, vía la ‘globalización’, de las economías y socie­da­des del caso.



[1] Sería larguísima la lista de protestas y denuncias de Humboldt en uno otro sentido. Bastaría recordar su sin­gular reclamo por las llamadas ‘entradas’ o caza de indios, especialmente jóvenes, con el objeto de su evan­gelización que se convirtió en una forma disfrazada de esclavitud practicada por religiosos misioneros y  curas doctrineros( Essai .. Nouv. Esp. t.1º. L.2º, cap.7º, pp.445 y ss.). Expresa fue su condena de las di­fe­ren­­­tes formas de trabajo semi forzado a que se sometían  indios y mestizos en obrajes y talleres de al­gu­nas ma­nufacturas (Ib. t.4º, pp.8 y ss.). Igual hizo sobre el ‘estancamiento’ a que se sometía al indio y negro im­­pi­dien­­do su movilización o migración internas (Ib. t.1º,L.2º, cap. 6º, pp.395 y ss.).  Las denuncias respecto a los muchos y públicos abusos- algunos presenciados por Humboldt y Bonpland-  cometidos por goberna­do­­res, corregidores, religioso, curas y aún obispos empezaron en Venezuela y se repitieron hasta su se­gun­­­do re­embarque en Cuba rumbo a los EE. UU. (Relation.. t..4º, L.4º, cap. 10, pp. 6-10;  t.3º, L.3º, cap. 8º, pp. 225 y ss; Essai Nouv.. t.1º, L.2, cap. 7, p.450) En el caso de la Nueva Granada, según lo consignó en su ‘Dia­­rio’:, las denuncias de Humbodlt abarcaron diferentes temas: el escandaloso contrabando (ED, VII, a, b; 10, p.12.a; 16, p. 16.a; 39-40, p.29.a; 114, p.68.a); despotismo de los Corregidores (Ib, VII, a, b;53; 39.a; 35, p.21.a)  y familias poderosas (Ib, VII, a, b;170,p.84.a; 178; p.94.) sobre negros e indios ((Ib, VII, bb. c.;268, p.106.a); inhumanos sistemas de bogas y cargueros (Ib, VII, a, b; 31. P. 19.a; 198n.V, p.113.a; 199n.V, p.115.a); aniquilamiento de los indios por los blancos ((Ib, VII, bb. c; 206n.R; p.142.a; 157, 78.a) y 79.a).

[2] Para el caso de este apartado se toma como fuente guía el reciente estudio de E. FRIEDMAN, S. JOHN­SON­­, D. KAUF­MANN­, and P. ZOIDO-LOBATÓN: ‘Dodging the Grabbing Hand’: The Determinants of Un­offi­cial­ Activity in 69 Countries. En: Journal of Public Economics; 2000 (76); pp: 459-473. En: http://wwww.elsevier.nl/­locate/ econbase ; trabajo acogido por el grupo del Banco Mundial dedicado a dicho tema. Para éste y demás cuadros, las cifras en rojo y azul aluden una mala o mejor posición relativa en el rango res­­pec­­tivo, cuyos va­lo­res en el test se incluyen en el cuadro citado del apéndice. No todos de los 69 países que forman parte del ‘uni­verso’  seleccionado logran entrar o calificar –casi siempre por falta de datos- en los restantes test, por lo que en cada cuadro se añade al final una hilera indicando el total de países que ‘pun­tean’ en cada cruce o con­fron­ta­ción. La discusión sobre la metodología y test cuantitativos empleados pueden verse con todo de­ta­lle en la fuente indicada. 

[3] Suele advertirse que en la crítica de Humboldt hacia la sociedad y economía hispanoamericanas primó un énfasis socio-estructural centrado en las diferentes clases y castas formadas a lo largo de 300 años de do­­minio colonial, resultantes éstas de la forma como se concretó la apropiación y –mal- reparto de la pro­pie­dad en cada uno de los territorios; una y otra cosa regladas por unos cuerpos normativos frondosos y ex­haus­­­tivos que de por sí reclamaba una burocracia creciente, ineficiente y ruinosa. Aunque su pen­sa­mien­to al respecto quedó sistematizado principalmente en sus dos ‘Essais’ –Nueva España y Cuba-, aunque sus ob­ser­va­cio­nes más agu­das quedaron consignadas en su ‘Diario’ de viajes, en particular en lo relativo a la Nueva Granada. (ED,VII,a,b; 53,p.39.a;Ib.,169;p.84.a;Ib,189,p.99.a;Ib.,157,p.78-79.a: VII.bb.c. 268,p.106.a).

[4] Una vez más,  los juicios más estrictos al respecto por parte de Humboldt quedaron consignados en su ‘Diario’ de viajes. Para un crítica acérrima sobre la tiranía implacable de Corregidores y Gobernadores en la Nueva Granada: ED,VII, a, b; 9; p.11.a; Ib., 53,p.39.a; Ib., 79., p.78.a; Ib. 169; p.84.a;  Ib. 178; 94.a; Ib. VII,bb. c., p.130.a.

 

  

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