Gespiegelte Fassung der elektronischen Zeitschrift auf dem Publikationsserver der Universität Potsdam, Stand: 18. August 2009 |
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HiN III, 5 (2002)
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Jose Alberto Navas Sierra
Humboldt y el ‘Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA)’
Un ejercicio de ‘ciencia humboldtiana’
4. De nuevo el asunto de la ‘ética’, empresarial y política.
Está ampliamente estudiado lo mucho que preocupó a Humboldt el asunto de la profunda y ostensible corrupción que se extendía a lo largo y ancho de los dominios españoles americanos en los que se le autorizó a expedicionar. Muchas y repetidas fueron las denuncias que Humboldt consignó en su ‘Diario’ de viaje como en algunas de sus obras respecto tanto a los diferentes abusos, en muchos casos tiranía, cometidos por algunos funcionarios españoles en contra de varios de los súbditos coloniales, indios y negros en especial. Repetida y dura fue su condena sobre el descarado y tolerado contrabando de mercancías y esclavos que se efectuaba en la mayoría de las provincias que visitó, prácticas que se habían institucionalizado con la abierta complicidad y beneficio de las venales autoridades de las aduanas y Hacienda coloniales[1]; prácticas que, bajo diferente forma e intensidad, participaban igualmente las ex-colonias anglosajonas del ‘Norte’.
Sabiendo que lejos de desaparecer tales ‘mañas’ contrarias a la ética gubernamental y empresarial se han hecho más generales y arraigadas en varios de los ex-dominios hispanoamericanos, Humboldt habría indagado cuán profundo y generalizado sería en la actualidad la corrupción –pública y gubernamental- en el continente americano; proceso que sospecharía se habría iniciado nada más consumada la independencia política, haciendo con el tiempo más radical el deterioro moral y ético que caracterizó la decadencia y ruina del imperio español americano, conforme tuvo ocasión de testimoniarlo a comienzos del siglo XIX. Sin embargo, tampoco escaparía a Humboldt que dicho deterioro socio-político hubiese sido -y continúe siendo- un apóstrofe casi exclusivo de los nuevos Estados americanos: para Humboldt, ahora como 2 siglos antes, esta forma encubierta de liberación comercial de unos mercados cautivos por varios años, sería apenas un inevitable pre-acomodo al ciclo de ‘apertura’ que debía seguir al agotamiento del rígido modelo de industrialización forzada –o ‘sustitución de importaciones’ adoptado por la casi generalidad de países del continente desde finales de los años 50 bajo la inspiración de la ‘Comisión Económica para la América Latina’ (CEPAL). Por todo ello, Humboldt trataría de indagar cuál sería en la actualidad la situación de la ‘corrupción’, ‘economía sumergida’ y demás indicadores que le son propios a una y otra variable, preguntándose en que forma éstas podrían afectar el éxito de la pretendida ‘ALCA’.
Para acometer este último esfuerzo analítico Humboldt tendría que echar mano de alguno de los pocos pero novedosos estudios sobre ‘corrupción’ y ‘transparencia’ internacionales actualmente publicados[2]; trabajos que -y conforme le aconteció en su momento cuando le tocó improvisar y aplicar métodos de cálculo entonces poco o nada utilizados- arrastran de entrada una amplia polémica en virtud de las metodologías de base hasta ahora empleadas para medir fenómenos y eventos nunca manifiestos, cuando no ‘ocultos’ -y en algunas ocasiones ocultables-, incluso por las mismas autoridades encargadas de su represión y erradicación, casi siempre en razón del desprestigio nacional y eventuales efectos negativos que tales indicadores pueden arrastrar en contra de los países más afectados.
Lo que primero quizás haría Humboldt sería ordenar por rangos los países americanos según su posición en los índices –mayor o menor- que arroja las encuestas relativas a ‘economía sumergida’ y ‘corrupción’. A continuación, y tomando éstas como variables de base, las cruzaría con una ‘batería’ de indicadores con los que ambas se consideran hoy en día directamente asociadas o en íntima correlación, analítica y cuantitativamente.
Para los buenos ojos de Humboldt, los datos del cuadro nº 7 muestran ciertamente un panorama poco alentador para el conjunto americano. Con la excepción de Costa Rica, el resto de países iberoamericanos incluidos en la medición, están dentro de los 10 países más corruptos del universo seleccionado, dentro de los que Paraguay ocupa el primer lugar, seguido de Honduras, Panamá, Guatemala, países andinos y Uruguay. Incluso los EE.UU., y Canadá -con sus 17 y 24 puestos respectivamente-, no escapan del todo a la media de corrupción mundial. Con la excepción de México, Guatemala, Honduras y Bolivia –esta última ocupando el 4º lugar- no acontece lo mismo en cuanto al nivel de ‘economía sumergida’ de los países americanos, entre los que EE. UU., y Canadá ocupan los puestos más bajos de la clasificación. Visto el conjunto americano, de entrada la asociación entre ambas variables de base –corrpupción y economía sumergida- no resulta ser tan íntima o estrecha, al menos en lo que toca al caso de los países de mayor desarrollo del continente, cosa que no puede decirse respecto del resto de países iberoamericanos.
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Cuadro nº7: ‘ALCA’, economía sumergida, corrupción y ‘transparencia’A pesar del número reducido de países latinoamericanos que pudieron ser incluidos en el primero de los test de ‘transparencia’ –a nivel del Estado en general-; esto es, en cuanto a la ausencia o no- prácticas dolosas en el ejercicio del poder político, Colombia aparece como el país más bajamente posicionado en el continente, seguido de Venezuela, México, Argentina y Chile, debiendo señalarse la óptima posición de Canadá y Brasil, éste último por encima de los EE.UU. Estos valores en buena forma se confirman respecto del segundo test –transparencia o ‘limpieza’ en las operaciones internacionales del Estado- en el que Paraguay, Colombia y Ecuador son los peormente valorados, seguidos muy de cerca por el resto de países latinoamericanos con la relativa excepción de Chile; ocupando nuevamente Canadá el mejor puesto, bien en el continente, bien en el conjunto mundial.
El test sobre ‘arbitrariedad normativa’ mostraría a Humboldt la existencia de una explícita conexión entre los valores alcanzados en éste indicador y los índices de corrupción y clandestinidad económica: Honduras, Venezuela, Guatemala, Costa Rica y Colombia encabezan las peores posiciones internacionales, siendo Canadá, EE. UU., y Chile los mejor posicionado dentro de los 36 países involucrados en la correlación. De forma más inequívoca, Humboldt encontraría un nexo más directo entre las variables bases y la presencia de ‘sobornos’ en el ámbito de la regulación de la ‘competencia en general’ en el que Guatemala, Honduras, Venezuela y Colombia vuelven a destacarse negativamente; posiciones que de manera sincrónica repiten –como en los viejos tiempos coloniales- Colombia, Bolivia, Brasil y Paraguay cuando se trata de verificar la presencia o no de sobornos en el área de las ‘exportaciones', siendo una vez más los EE. UU., y Canadá los países menos comprometidos al respecto.
Así pues, con vistas a la pretendida ‘ALCA’, y al procurar una visión de conjunto de esta primera batería de correlatos, Humboldt tendría que reconocer, no sin pena, que antes de haber mejorado, los niveles de corrupción, clandestinidad económica, arbitrariedad normativa y sobornos generalizados –en particular contrabando de exportaciones- lejos de desaparecer se han hecho mucho más incidentes y relevantes en la estructura y dinámica política y económica de la casi generalidad de países iberoamericanos. Lo anterior, además de si contrastar con las mejores posiciones al respecto ocupadas por EE. UU., y sobre todo de Canadá, cuestionaría de entrada el inicio y pleno cumplimiento de la alianza americana, salvo que la liberación y apertura general que subyace implícita en ‘ALCA‘ hagan desaparecer, o cuando menos minimizar, lo que para muchos críticos y políticos continúan siendo las auténticas lacras de la historia económica del sub-continente americano: el corrupción y la clandestinidad económica asociadas ambas a la falta de transparencia, el soborno y el agobio reglamentario.
Recordando que los colonos americanos en general -pero en particular los hispanoamericanos-, fueron abiertamente poco amigos de pagar impuestos, Humboldt querría ahondar un tanto más en otras de las muchas dimensiones con las que hoy se suelen asociarse la corrupción y la economía clandestina, las que en principio se ha creído directamente relacionas con las clases y ‘tipos’ –tasas- impositivas que afectan la iniciativa económica personal y la gestión empresarial.
No sin sorpresa, y aunque en principio resulte difícil homologar los sistemas tributarios pertinentes, pero atenido a la fidelidad de las encuestas que sirvieron de base para el procesamiento de dicha correlación, Humboldt constaría que –en general- el nivel medio de fiscalidad personal –impuestos directos sobre la renta de las personas naturales- no tendría una asociación directa o causal con las altas tasas de corrupción o economía sumergida de los países involucrados en el test pertinente. Los casos de Brasil, Paraguay, Bolivia y Ecuador, serían apenas una excepción relativa en tal conclusión, sorprendiéndose que Colombia y los EE. UU., ocupen un mismo puesto en el rango respectivo; situación que en alguna forma se mantiene en lo que concierne a la ‘tasa marginal’ de incremento de las tasas impositivas personales del caso.
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Cuadro nº8: ‘ALCA’, corrupción, economía sumergida y ‘tipos’ o tasas impositivas.Sin embargo, al revisar el eventual efecto de la fiscalidad sobre la empresas, Humboldt encontraría que por fuera del notable caso del Brasil y Canadá, la incidencia del gravamen sobre los beneficios empresariales incrementa una propensión hacia la corrupción y la clandestinidad económica, efecto que es acusadamente relevante en los casos de los países andinos –Colombia, Bolivia y Ecuador, especialmente-, como también de Honduras. Pero, como en los viejos tiempos coloniales, es el impuesto al valor agregado –impuesto indirecto por excelencia en la actualidad como en su tiempo lo fue la vituperada ‘alcabala’- el que de manera más directa y manifiesta promueve –con la notable excepción de Uruguay, Chile y Argentina- el incremento de la corrupción y la clandestinidad operativa empresarial, efecto del que no escapan ni los EE. UU., ni el Canadá.
Aunque en su momento –época de la consolidación del liberalismo- Humboldt no habría tenido que encarar uno de los fenómenos más representativo del aún reciente ‘Estado del Bienestar’, pero siempre atento a la dinámica social del momento, aquel habría decidido verificar la eventual incidencia que las tasas de contribución a la ‘Seguridad Social’ tendrían en sus análisis sobre el estado de la ética empresarial internacional. En lo que corresponde a los aportes imputables al trabajador, y como en el apartado del IVA, Humboldt encontraría una relación igualmente directa y explícita en pro de una mayor o menor corrupción y clandestinidad económica, siendo esta eventual relación altamente negativa en los casos Honduras, México, Guatemala, Perú, Canadá, Colombia y Chile, seguidos éstos muy de cerca por los EE. UU. Este correlato negativo se hace todavía más evidente tratándose de las cuotas imputables al empleador, conforme lo evidenciarían los malos índices alcanzados Chile, Canadá y Argentina.
Como en los apartados anteriores, teniendo en cuenta el proceso ‘AlCA’, Humboldt haría un análisis de conjunto respecto de una dimensión ciertamente crítica en la viabilidad y mejor futuro de una alianza comercial como la americana. Muy seguramente, y luego de constatar las coincidencias -mutuamente negativas- que en el continente ejercen el sistema de tributación corporativa, IVA y seguridad social, Humboldt se mostraría preventivamente pesimista en cuanto a que el incremento de las relaciones inter-empresariales en el continente, necesaria consecuencia de ’ALCA’, signifiquen una reducción o mejora de los actuales niveles de defraudación a Hacienda y la Seguridad Social, en particular al interior de la mayoría de los países iberoamericanos. Como en su momento lo aconsejó repetidamente a las autoridades de la metrópoli, Humboldt esperaría que los gobiernos del ‘Sur’ del adoptarán nuevas y más eficaces políticas correctivas de tales prácticas que desde siempre negaron a éstos países la posibilidad de dotar al Estado de suficientes recursos financieros con los que, entre otras cosas, al menos intentar corregir las tremendas desigualdades sociales y económicas que caracteriza a dichos países, y para lo que la previsible expansión económica que supondrá ‘ALCA’ ofrecería una nueva oportunidad de mejorar las actuaciones políticas a que halla lugar.
Como se sabe, Humboldt fue un agudo crítico del relativo monopolio, aunque acérrimo ‘estancamiento’ de la economía y sociedad coloniales. En particular, inculpó a la fronda burocrática imperial, americana y peninsular, la perpetuación de buena parte de las rigideces estructurales que ha-cían imposible cualquier proyecto de ‘modernización’ de las susodichas economía y sociedad americanas[3].
De acuerdo a los principales tests’ actualmente utilizados para medir la libertad económica de un país, Humboldt constataría que el continente en general –excluidos México, Guatemala, Honduras, Bolivia, Ecuador y Perú- habría adoptado una liberación casi total de sus sistemas económicos, tal cual los puntajes reflejados por éstos según los dos indicadores más generales –‘libertad económica general’ y ‘libertad competitiva’- de la tabla precedente. De manera singular, Humbodlt advertiría la existencia de una manifiesta correlación entre no-corrupción y menor clandestinidad económica y altas tasas de liberación de los mercados y competencia, cosa ciertamente manifiesta respecto del ‘Norte’, y en proporción menos clara en relación con los países iberoamericanos en los que la corrupción heredada –anterior a la liberación que es reciente en ellos- busca pervivir o reproducirse bajo nuevas formas y usos. Las anteriores conclusiones las extendería Humboldt, con iguales salvedades al resto del análisis de los indicadores de esta tabla.
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Cuadro nº9: ‘ALCA’, corrupción, economía sumergida, burocracia y libertad económica.Lo anterior no obsta para que la mayoría de tales países, con las excepciones de Chile y Argentina –ejemplares en todo el continente-, conserven aún complejos y engorrosos ‘obstáculos burocráticos’, indicador que a su vez se corresponde de manera muy directa con las todavía ‘excesivas regulaciones’ que afectan la actividad económica y empresarial en el resto de países, situación de la que no escapan EE.UU., y en algún grado Canadá-, siendo los países centroamericanos, Colombia y Venezuela los más sobresalientes al respecto. Concuerda expresamente con los aludidos perfiles de ‘tramitología’ los rangos que los mismos países obtienen según el indicador ‘tiempo en burocracia’.
Por fuera del caso extremo de Chile –que ocupa el rango de máxima liberalidad-, éste seguido por los EE.UU., no todos los países americanos han adoptado un sistema de ‘libertad de precios’, área ciertamente crítica en los complejos procesos de liberación de los mercados y en la que los países andinos –con la excepción de Bolivia y Perú-, Honduras y Panamá conservan todavía una alta injerencia estatal en la regulación de los precios de los productos representativos y objeto de la medición del caso.
Finalmente, los indicadores de mayor o menor liberalidad económica no se reproducen tan estrechamente en cuanto a los obstáculos o controles que los países del continente aplican hoy en día al comercio en general, preferentemente al interior de los mercados nacionales mismos; área en la que Costa Rica, Honduras, Panamá, Argentina, Brasil, Colombia y Venezuela exhiben una menor libertad, respecto a las mayores libertades existentes en EE.UU., Canadá, Chile, Paraguay, Uruguay y Bolivia.
Una vez más, mirando de conjunto este penúltimo escenario, Humboldt reflexionaría de manera global cara a la futura ‘ALCA’. Como quizás lo pensó en su momento, 200 años atrás, fiel a su credo liberal, afirmaría que la supervivencia de tantos y engorrosos controles legales y burocráticos en algunos de los países americanos de por sí continuaría explicando los niveles de corrupción y economía clandestina detectados en varios de ellos. Alabaría que los bajos índices de corrupción y clandestinidad económica los exhiban aquellos países que se han comprometido con una liberación y ‘desburocratización’ de sus sistemas económicos nacionales; cosa que muy de entrada sería una, quizás la más relevante condición, para el éxito de la inminente alianza americana. Sin ambages Humboldt proclamaría abiertamente que ‘a mayor liberalidad, mayor transparencia, nacional e internacional’.
Para concluir su macro análisis sobre las pre-condiciones de la alianza continental, Humboldt escrutaría el estado comparativo de dos variables no menos críticas al futuro éxito de ‘ALCA’: estado y rol que la ‘ley’ y la ‘justicia’ juegan a lo largo y ancho del continente americano. Si algo habría quedado claro para Humboldt luego de su estadía en los EE.UU., no habría sido tanto la sustancial diferencia existente entre los sistemas jurídicos y judiciales del ‘Norte’ y ‘Sur’ del continente, sino la forma como dicho derecho se generaba, aplicaba o reivindicaba en ambos hemisferios americanos[4].
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Cuadro nº10 :‘ALCA’, corrupción, economía sumergida y sistemas jurídico y judicial.Teniendo a mano los resultados del cuadro nº 10 y rangos relativos a estos cinco últimos ‘tests’, a Humboldt le sería ciertamente poco grato admitir que después de dos siglos de vida independiente poco o nada habría cambiado -en la mayoría de los países iberoamericanos- la estructura y operatividad de los sistemas legales y judiciales nacionales. En primer término, vería con sumo pesar que países que visitó –Colombia, Perú y México- exhibiesen, junto a Bolivia, Guatemala, Honduras y Brasil, un rango tan bajo en cuanto a la estabilidad de sus sistemas jurídicos nacionales; situación ésta en abierto contraste con las privilegiadas posiciones de EE.UU., y Canadá. Sin embargo, reconocería que aunque en general los países iberoamericanos han ganado posiciones en cuanto a una mayor vigencia de las libertades civiles, la situación dejaría de ser óptima dentro del conjunto internacional según los 69 países integrantes de la comparativa del caso. Conclusión similar expresaría Humboldt respecto al indicador ‘igualdad ante la ley’ en el que países como México, Guatemala, Brasil, Bolivia, Colombia y Venezuela resultan ser los peores posicionados; siendo de destacar el caso ejemplar de Costa Rica.
De otra parte, Humboldt vería nuevamente con desagrado que -con la relativa excepción de Chile y Colombia-, el sistema judicial muestre aún niveles de alta ineficacia comparativa en países como México, Brasil, Argentina, Ecuador y Venezuela, a los que como referencia acompaña la antigua metrópoli. Aunque la escala de medición sobre el respecto al ‘derecho de propiedad’ es muy estrecho, Humboldt lamentaría que salvo de Chile –que ocupa la primera posición junto a EE.UU., y Canadá-, Argentina y Uruguay, la integridad de dicho derecho continúe siendo altamente inseguro o vulnerable en el resto de países iberoamericanos.
Para concluir sus cavilaciones de conjunto, Humboldt se repetiría que los altos índices de corrupción nacional se han enlazado históricamente con la falta de estabilidad de los respectivos sistemas legales, la ausencia de igualdad ante la ley de los sujetos y la ineficacia de los sistemas judiciales, al o que sería pertinente añadir la baja estabilidad del derecho de propiedad. Por ello, y viendo las profundas distancias que separan aún a los países del ‘Norte’ respecto de la casi generalidad de los restantes países del continente -con las excepciones parciales, pero estimulantes de Chile y Costa Rica-, serán muchos los conflictos y desde luego contratiempos –por no hablar de crisis- previsibles entre unos y otros ‘socios’ al momento de poner en plena marcha la alianza comercial americana, que como se ha pactado en Quebec en abril pasado, deberá acontecer en el año 2005.
Para cerrar sus cavilaciones sobre el estado y futuro de la pretendida ‘ALCA’ Humboldt se conformaría con esperar que la redacción y puesta en marcha de la ‘Carta democrática iberoamericana’, cuya inminente preparación y adopción fue aprobada en la pasada ‘Cumbre’ de Quebec, se convierta en el gran eje en torno al cual los países deficitarios en las variables e indicadores atrás analizados, realizarán las reformas y ajustes institucionales a que haya lugar al objeto último de la alianza que no sería otro que la ‘modernización’, vía la ‘globalización’, de las economías y sociedades del caso.
[1] Sería larguísima la lista de protestas y denuncias de Humboldt en uno otro sentido. Bastaría recordar su singular reclamo por las llamadas ‘entradas’ o caza de indios, especialmente jóvenes, con el objeto de su evangelización que se convirtió en una forma disfrazada de esclavitud practicada por religiosos misioneros y curas doctrineros( Essai .. Nouv. Esp. t.1º. L.2º, cap.7º, pp.445 y ss.). Expresa fue su condena de las diferentes formas de trabajo semi forzado a que se sometían indios y mestizos en obrajes y talleres de algunas manufacturas (Ib. t.4º, pp.8 y ss.). Igual hizo sobre el ‘estancamiento’ a que se sometía al indio y negro impidiendo su movilización o migración internas (Ib. t.1º,L.2º, cap. 6º, pp.395 y ss.). Las denuncias respecto a los muchos y públicos abusos- algunos presenciados por Humboldt y Bonpland- cometidos por gobernadores, corregidores, religioso, curas y aún obispos empezaron en Venezuela y se repitieron hasta su segundo reembarque en Cuba rumbo a los EE. UU. (Relation.. t..4º, L.4º, cap. 10, pp. 6-10; t.3º, L.3º, cap. 8º, pp. 225 y ss; Essai Nouv.. t.1º, L.2, cap. 7, p.450) En el caso de la Nueva Granada, según lo consignó en su ‘Diario’:, las denuncias de Humbodlt abarcaron diferentes temas: el escandaloso contrabando (ED, VII, a, b; 10, p.12.a; 16, p. 16.a; 39-40, p.29.a; 114, p.68.a); despotismo de los Corregidores (Ib, VII, a, b;53; 39.a; 35, p.21.a) y familias poderosas (Ib, VII, a, b;170,p.84.a; 178; p.94.) sobre negros e indios ((Ib, VII, bb. c.;268, p.106.a); inhumanos sistemas de bogas y cargueros (Ib, VII, a, b; 31. P. 19.a; 198n.V, p.113.a; 199n.V, p.115.a); aniquilamiento de los indios por los blancos ((Ib, VII, bb. c; 206n.R; p.142.a; 157, 78.a) y 79.a).
[2] Para el caso de este apartado se toma como fuente guía el reciente estudio de E. FRIEDMAN, S. JOHNSON, D. KAUFMANN, and P. ZOIDO-LOBATÓN: ‘Dodging the Grabbing Hand’: The Determinants of Unofficial Activity in 69 Countries. En: Journal of Public Economics; 2000 (76); pp: 459-473. En: http://wwww.elsevier.nl/locate/ econbase ; trabajo acogido por el grupo del Banco Mundial dedicado a dicho tema. Para éste y demás cuadros, las cifras en rojo y azul aluden una mala o mejor posición relativa en el rango respectivo, cuyos valores en el test se incluyen en el cuadro citado del apéndice. No todos de los 69 países que forman parte del ‘universo’ seleccionado logran entrar o calificar –casi siempre por falta de datos- en los restantes test, por lo que en cada cuadro se añade al final una hilera indicando el total de países que ‘puntean’ en cada cruce o confrontación. La discusión sobre la metodología y test cuantitativos empleados pueden verse con todo detalle en la fuente indicada.
[3] Suele advertirse que en la crítica de Humboldt hacia la sociedad y economía hispanoamericanas primó un énfasis socio-estructural centrado en las diferentes clases y castas formadas a lo largo de 300 años de dominio colonial, resultantes éstas de la forma como se concretó la apropiación y –mal- reparto de la propiedad en cada uno de los territorios; una y otra cosa regladas por unos cuerpos normativos frondosos y exhaustivos que de por sí reclamaba una burocracia creciente, ineficiente y ruinosa. Aunque su pensamiento al respecto quedó sistematizado principalmente en sus dos ‘Essais’ –Nueva España y Cuba-, aunque sus observaciones más agudas quedaron consignadas en su ‘Diario’ de viajes, en particular en lo relativo a la Nueva Granada. (ED,VII,a,b; 53,p.39.a;Ib.,169;p.84.a;Ib,189,p.99.a;Ib.,157,p.78-79.a: VII.bb.c. 268,p.106.a).
[4] Una vez más, los juicios más estrictos al respecto por parte de Humboldt quedaron consignados en su ‘Diario’ de viajes. Para un crítica acérrima sobre la tiranía implacable de Corregidores y Gobernadores en la Nueva Granada: ED,VII, a, b; 9; p.11.a; Ib., 53,p.39.a; Ib., 79., p.78.a; Ib. 169; p.84.a; Ib. 178; 94.a; Ib. VII,bb. c., p.130.a.
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